Gracias a las redes sociales, la infidelidad encuentra una vía de escape porque hallar una pareja, ya sea estable o simplemente un momento de diversión, se hace mucho más sencillo que antes
Debido a la aparición como proliferación de redes sociales y desarrollo de las telecomunicaciones, las relaciones de pareja están cambiando significativamente. Gracias a estas herramientas, los romances han encontrado nuevos escenarios. En concreto, las redes de pareja influyen tanto en el momento de buscar pareja como cuando ya se tiene una unión estable a la que quiere reguardar de terceros, pero, a veces, por descuido, caemos en aquello de exponer delante de todos ese vínculo en páginas como el Facebook.
Ese cambio en la manera de relacionarnos sentimentalmente era previsible cuando comenzó esa revolución cultural llamada Internet que iba a ejercer influencia no sólo en nuestros hábitos, sino en muchas otras cosas, como en el modo cómo nos relacionamos con los demás y, por supuesto, en la propia relación sentimental, cuando ya tenemos una. Por consiguiente, aunque las redes sociales tienen muchos aspectos positivos como la información permanente que recibimos, también ponen a disposición de muchos nuestra vida personal, y esto no es tan bueno como algunos creen.
1. Internet en la
búsqueda de pareja
En el primer caso, va influir cuando vamos en búsqueda de una pareja y contamos con una gama de opciones a la hora de buscar a ese compañero sentimental que anhelamos, lo cual no es posible en el espacio real, ya que en la red podemos acceder a varios perfiles, acompañados de fotos, intereses, educación, familia, necesidades afectivas, rasgos físicos y carácter. Esto nos da una gama de opciones que nos facilitarán conseguir quien llene nuestras expectativas.
El espacio virtual ofrece más opciones que el real, materializado, por ejemplo, en el círculo de trabajo y en los lugares que frecuentan los amigos en común, que siempre representarán espacios donde hay menos posibilidades que las que pueden existir en una red que se especialice en encuentros de parejas.
A lo anterior, se suma que las redes sociales dejan mucho a la imaginación. Bridan una ilusión de perfección cuando le atribuyen a la persona cualidades que no se consiguen fácilmente en espacio real, por ejemplo, cuando conoces a alguien que vive en otro país y que tiene una cultura o costumbres diferentes.
Por consiguiente, se suma un elemento exótico que tiene mucho peso cuando lo desconocido despierta nuestro interés y se convierte en blanco de atracción.
Aparte de lo anterior, en una relación por Internet, se tiende a idealizar a la otra persona, debido a que los contactos como son acordados se transforman en momentos que se destinan exclusivamente para el otro.
2. Malos entendidos
por las redes sociales
Cuando ya se tiene una relación sentimental, estos canales pueden ser la causa de malentendidos como, por ejemplo, cuando recibimos mensajes de ex parejas o de quienes se hacen pasar por amigos, pero demuestran un interés más allá de la amistad, lo cual nos puede llevar a discusiones innecesarias. En el presente, existe una conocida red que ofrece la opción “me gusta”. Su uso puede no ser muy bien recibido cuando se trata de una ex pareja.
De igual forma, influye en el tiempo que le dedicamos a las páginas virtuales. Si es mucho, descuidamos a nuestra pareja, y le causamos alguna molestia emocional por falta de atención o le creamos sospechas de que tenemos un interés mayor que no podemos disimular.
3. La infidelidad tiene
su vía de escape
Asimismo, en el presente, gracias a las redes sociales, la infidelidad encuentra una vía de escape porque hallar una pareja, ya sea estable o simplemente un momento de diversión, se hace mucho más sencillo que antes cuando no se contaba con esta herramienta que nos permite poder enviar una solicitud de amistad y mediante la misma decir: Me gustas; de romper el hielo con un “hola”, que puede ser el inicio de un tórrido romance; y de propiciar más intimidad una vez que nos dejamos ver por la cámara para averiguar sí o no hay conexión física y emocional con quien estamos chateando aunque se descubra después que en persona no hay tanta magia como se imaginaba.
A lo anterior se suma que las redes sociales han evolucionado de un modo que hasta ya existen aquellas que ponen en contacto a personas casadas o comprometidas que quieren echar una cana al aire.
Por otro lado, las parejas que no quieran quebrantar su compromiso de fidelidad deberán participar en las páginas virtuales con cautela para prevenir futuras situaciones que pongan en peligro la relación conyugal. Para ello, se hace necesario llegar a acuerdos en igualdad de condiciones, sin que ninguno se sienta limitado en sus acciones, pero sí comprometido y dispuesto a respetar ese acuerdo previo una vez que se decide formar parte de una relación convencional.
De igual modo, habrá que exigirle a nuestro cónyuge que diga en esos espacios virtuales que sólo está interesado en una amistad porque seriamente comprometido está, y así con esa afirmación dejar por sentado que no se está disponible para una relación sentimental, para evitar malsanas confusiones.
De igual manera, cuando se desea solicitar una relación abierta se tendrá que decir que la intención no es un vínculo convencional en el que existe el compromiso de evitar la intromisión de un tercero, sino un juego abierto en que la fidelidad no existe.
De forma similar, cuando se tiene un vínculo serio, es preferible dejar por sentado que el interés es una simple amistad, aspecto que ya algunas redes sociales empiezan a tomar en cuenta para evitar desencuentros en estos espacios virtuales que nacen con el fin de socializar y acortar distancias.
Ahora el amor
es diferente
gracias a Internet
** Lo que queda claro es que las herramientas tecnológicas han dado pie para expresar nuestras emociones de una forma muy variada e incluso se podría hablar de amor multimedia o cibernético.
** Si la relación funciona o no, ya depende de lo comprometidos que estemos una vez que ese romance virtual pase a escenario real donde veremos si las expectativas que tenemos del otro se cumplen o no
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas