Las primarias indefectiblemente deben corresponderse a lo que las bases decidan, deben ser transparentes
Hoy día las primarias son imprescindibles para contribuir a las soluciones que urgentemente amerita Venezuela, pero no deben continuar siendo lo que han sido los últimos intentos.
En las filas del Psuv se convirtieron en simples referencias no vinculantes, porque al final de cuentas la cúpula de esa organización política es quien decide la pertinencia o no de las decisiones tomadas por su militancia, así mismo, concursan en ésta un grupo de preseleccionados cupulísticamente y los “chivos pesados” no se miden, pasan directamente a encabezar las listas en las distintas circunscripciones electorales del país, de este modo solo se aseguran y atornillan élites políticas.
En la oposición, amalgamada en la MUD, las primarias terminaron por ser un concurso de poder económico, donde quien no tenga disponibilidad de recursos para inscribirse y sufragar los gastos no puede concursar, a pesar que pudiera ser la mejor opción por méritos, preparación o propuestas.
De igual forma, las cúpulas opositoras también se autoconfirieron la capacidad de decidir quiénes pueden o no aspirar, ello tampoco puede seguir ocurriendo.
En consecuencia, las primarias deben ser en primer lugar transparentes, en igual condiciones y sus resultados deben ser respetados vinculantemente por los partidos políticos, para que ello sea así el costo de estas debe ser asumido por los partidos políticos y no individualmente por los aspirantes.
En segundo lugar, antes de ir a los comicios de primarias cada organización política debe internamente levar a cabo un proceso abierto de elección de aspirantes a candidatos en su seno, que sean las bases partidistas quienes, por ejemplo en el caso de las elecciones a la Asamblea Nacional, escojan en cada entidad federal sus aspirantes candidatos ¡eso si! tanto por lista como nominales, sin personajes intocables o preseleccionados, todos deben medirse incluso las figuras más emblemáticas y representativas.
En tercer lugar debe corresponderse directamente con la decisión del elector, es decir ¡deben ser elecciones de primer grado! no de segundo ni tercer grado donde unos pocos se van autoconfiriendo el derecho de decidir en nombre de sus representados, estos procesos son muchos más susceptibles a chantajes, presiones y todo tipo de artimañas por parte de intereses furtivos. En cuarto lugar, el proceso de postulaciones internas debe ser consensuado, cada aspirante debe estar debidamente postulado por quienes lo apoyan y electo conforme a los procedimientos establecidos.
En el caso de selección a través de encuestas o estudios de opinión las empresas encuestadoras o profesionales del ramo deben ser contratados con el común acuerdo de las partes a medirse, solo así se podría obtener resultados transparentes. Ahora bien, en el caso del Psuv los triunfadores de estos procesos internos serán automáticamente candidatos, pero en el caso de la Mud amerita un segundo paso, luego que cada organización presente su lista de aspirantes favorecidos por las denominadas bases deben ir a un segundo proceso de primarias generales para competir entre ellos, a fin de obtener los nombres de los favorecidos popularmente, desde luego, sí la unidad reina en la oposición.
Las primarias indefectiblemente deben corresponderse a lo que las bases decidan, deben ser transparentes y quienes aspiren ser candidatos deben medirse ¡todos, sin excepción! sin figuras intocables, ni protegidos, ni nombres impuestos, solo así resultaría un ejercicio verdaderamente democrático, verdaderamente positivo. Llevar a cabo en el país un proceso de primarias como los que recientemente se han llevado a cabo no generaría ningún beneficio para el país, solo se consolidarían las cúpulas partidistas manteniéndose y profundizándose los graves problemas existentes, pues significaría la continuidad de lo que ya existe.
Leandro Rodríguez Linárez
@leandrotango