El general retirado venezolano Antonio Rivero reapareció después de once meses «escondido» en su país y, en una entrevista con Efe, denunció hoy el creciente descontento que existe entre la clase militar de Venezuela por la crisis que atraviesa el país.
Rivero, uno de los dirigentes de la oposición venezolana, ha pasado una peripecia de la que no quiere dar detalles desde que salió del lugar donde se encontraba y hasta que se presentó en las últimas horas en Nueva York para llevar su caso ante la ONU.
Existe en su contra una orden de búsqueda y captura por su presunta responsabilidad en las protestas antigubernamentales que estallaron en febrero pasado y que pueden llevarle a la cárcel, en la que estuvo un año antes durante tres semanas por motivos parecidos.
Desde hace casi un año, dice, ha vivido «a escondidas prácticamente en distintas partes del país (…), con el apoyo de mucha gente extraña, de mucha solidaridad».
«Llevo casi un año que no veo a mi familia», dice el militar retirado y político opositor. En la entrevista, en un hotel de Nueva York, denunció el «incesante seguimiento» y el «hostigamiento» que han sufrido sus parientes para ver si daban con su paradero.
Cuando se le piden detalles sobre cómo pudo salir del país, da pocos. «No fue fácil», recuerda, pero asegura que «afortunadamente», su pasaporte estaba habilitado, aunque no podía sellarlo para salir de Venezuela.
«Incluso en un país al que llegué inicialmente iba a ser deportado», recuerda ahora, sin mayores precisiones. Pero logró convencer a las autoridades de esa nación de que estaba de paso, y pudo salir inmediatamente.
A Nueva York llegó en las últimas horas para pedir el amparo de la ONU. Había realizado gestiones por correo electrónico para ver al secretario general adjunto para Derechos Humanos, Ivan Simonovic, pero cuando se presentó en Nueva York no pudo hacerlo por lo imprevisto de su llegada y se entrevistó con personal de su oficina.
Quiere que la ONU le apoye por exigir a las autoridades de Caracas que le den la «liberación plena, sin restricción de ninguna naturaleza», tras su arresto en 2013 que terminó con medidas cautelares, y las nuevas acusaciones lanzadas un año después.
Agregó que la persecución que sufre es parecida a la de los dirigentes de la oposición Leopoldo López y Daniel Ceballos, presos desde hace casi un año, y la de «la cantidad de detenidos y de procesados que hay de manera arbitraria».
Rivero fue consultado sobre cómo se está viviendo entre sus antiguos compañeros de armas la situación en Venezuela, con una crisis social que se ha agudizado por la fuerte caída de los precios del petróleo, el pilar de la economía de ese país.
«La situación de crisis del país, social, política, económica y de inseguridad afecta considerablemente a las Fuerzas Armadas, y desde ese punto de vista hay un descontento», afirmó Rivero.
Añadió que, aunque está en retiro, aún mantiene contacto con sus colegas de armas porque integrantes de su promoción aún están presentes en el Alto Mando y ha recibido informes de inteligencia sobre cómo se encuentra la situación entre la clase militar.
«Los estudios de inteligencia internos determinan que está sumamente elevado el descontento desde el punto de vista de la situación de crisis del país», agregó el militar retirado.
Ese descontento «se viene acumulando, pero se ha incrementado en los últimos meses», agregó, y dijo que el presidente Nicolás Maduro «no tiene el liderazgo» entre la clase militar que tenía su predecesor, Hugo Chávez.
Rivero señaló que Maduro ha recurrido a «privilegios», ascensos y mejores sueldos para intentar mantener la lealtad castrense. «Ha ascendido a más generales en los dos últimos años que los que ascendió Chávez en los últimos cinco años», recuerda.
«Pero este estatus -insistió- no es de liderazgo, y lamentablemente se está rompiendo y se está sintiendo mucho».
Recordó que las Fuerzas Armadas, entre sus atribuciones, marcadas por la Constitución, está la del «rescate de la soberanía», algo que se puede exigir, por ejemplo, para que «salgan los cubanos de las Fuerzas Armadas», un tema en el que ha venido insistiendo.
El general retirado, con traje oscuro y corbata celeste, y también con prisas, porque se dirigía después de la entrevista al aeropuerto JFK, no dio detalles sobre cuál será su agenda después de volver a la luz pública, aunque señaló, misterioso, que su regreso a Venezuela «puede ser en algún momento».
EFE