La Palabra de Dios
Uno de los males que más afecta al ser humano es la falta de perdón y esa actitud crea raíces de amargura en el corazón, en el espíritu, en la mente y hasta en el cuerpo del hombre.
Cuando Jesucristo enseñó la oración del Padre Nuestro nos recordó que debemos decir al Padre: “perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”.
Sin embargo, en muchas ocasiones nos limitamos a decir que sea Dios quien perdone a quienes nos hacen daño, porque nosotros no podemos hacerlo por nuestro rencor o nuestro falso orgullo.
Aseguramos que lo que nos hicieron fue tan grande que nos es muy difícil perdonar, olvidándonos de lo que nos dice el Señor en el evangelio de Mateo, capítulo 6, versículo 14: “porque si perdonas a otros sus ofensas, el Padre celestial también los perdonarán a ustedes, Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes”.
El perdonar es la única llave para abrir la puerta de la celda donde la falta de perdón, el rencor y la amargura nos tienen presos y esclavizados, sin darnos cuenta.
Nada logramos con albergar esos sentimientos negativos en nuestro corazón, que cada vez irán creciendo y destruyéndonos poco a poco, moral, espiritual y hasta físicamente.
“Asegúrense de que nadie pague mal por mal, más bien esfuércense siempre por hacer el bien, no sólo entre ustedes sino a todos”, dice el apóstol Pablo en el capítulo 5, versículo 15 de la Primera Epístola a los Tesalonicenses, en las Santas Escrituras.
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
beaperiodista@hotmail.com
wwwlapalabradedios.blogspot.com