En Venezuela se ha llegado a un punto en el que es difícil diferenciar quien padece en mayor medida las consecuencias del desabastecimiento, la inflación y las malas políticas económicas aplicadas desde el ejecutivo nacional; si el productor, las cadenas de distribución y comercialización, o el consumidor final.Así lo aseguró este martes el economista y secretario general del Movimiento Progresista de Venezuela (MPV), Simón Calzadilla.
El aparato productor del país se encuentra actualmente atrapado en un sin número de dificultades, que no permiten el desarrollo efectivo de la labor que los ocupa. Aquellos que tienen la responsabilidad de producir en el país y para el país son víctimas de la escasez de la materia prima, la inflación y la problemática del sistema cambiario venezolano. Aunado al clima de inseguridad empresarial.
A juicio de Calzadilla, “también sufren las cadenas de comercialización que tienen sus estantes vacíos, que venden menos a pesar de que están trabajando más”. Sin restarle importancia a la odiosa rutina de las colas por las que tiene que pasar cualquier ciudadano para adquirir productos en los supermercados, cadenas de alimentación y farmacéuticas.Se ha generalizado una crisis que afecta a todos los niveles por igual, “y en río revuelto pescan bachaqueros y traficantes de la miseria, quienes se benefician de las vicisitudes ajenas”.
“El gobierno nacional ante la convicción de su incapacidad para generar soluciones efectivas al problema de la producción en el país, en lugar de trabajar para que el empresariado venezolano tenga las condiciones dada para producir, hace todo lo contrario al trasladar la responsabilidad de la escasez y las colas a sectores que han resultado ser perjudicados directos”, afirma el también economista.
Sostiene Calzadilla que tanto es así, que “el sector productivo es un sobreviviente de la guerra en la que vivimos, pero no es una guerra económica, es una guerra de necesidades, de ineficiencia, de improvisación, de modelos que nos están llevando al fracaso”.