La más putrefacta corrupción se encuentra allí. Esa es la propia mafia: en las alcabalas, en las cárceles, en las aduanas, en todas partes. Pero como esta labor de higiene estará a cargo de estos “colegas” no sabemos si ocurra aquello de pagarse y darse los vueltos. Mosca Maduro, usted es el jefe máximo. Supervise la cosa
Maduro dice tener más de un año luchando contra el golpe económico que él mismo inventó. Regulaciones, amenazas y cierre de empresas, junto con leyes que aumentan los impuestos y permiten embargar bienes sin fórmula de juicio han sido el eje de su política. La cosa no le ha resultado. Por lo contrario, la situación está cada día peor.
Esta semana anunció que ahora sí. Ideó la fórmula de los Comandos Populares Militares. Ordenó instalarlos en todos los estados para “desmembrar las mafias y para potenciar la economía productiva y sana”.
Debe desmembrar
la mafia burocrática
En esa lucha les ofrecemos unas cuantas pistas que, por cierto, no son de nuestra cosecha sino que andan de boca en boca, de pueblo en pueblo, por toda Venezuela.
Comiencen por desmembrar la mafia de la asignación de contratos de obras públicas. Está regada por varios ministerios y gobernaciones. Después de la presentación de los proyectos requeridos a los contratistas, se tardan como diez meses en revisarlos y cuando al fin dan su aprobación, entonces los empresarios tienen que calcular de nuevo los presupuestos por estar ya desfasados los costos de insumos y servicios por el impacto inflacionario. Allí comienza de nuevo el círculo vicioso.
Claro está, todo eso implica una nueva comisión a los Directores de las distintas áreas. La comisión anterior ya ha caducado. Hay que sumar a todo esto la otra comisión, la que hubo que dar para que la obra fuese asignada. Y todavía falta la que hay que dar cuando se liquide el pago final de la obra. No es fácil ser empresario en nuestro país. Ni tampoco contabilista: hay que ser mago para hacer todos esos asientos sin hacerlos.
Con razón que no rinden los presupuestos y que a cada rato aprueban créditos adicionales en la Asamblea. Con lo que se construye una carretera se podrían hacer tres. Con lo que se construye y se equipa un hospital se podrían construir y dotar dos.
Billete gordo en Bolipuertos
Señores Generales de los Comandos Populares Militares, no se vayan a quedar allí. Tienen también que atacar las mafias de las Aduanas. Bueno, de repente van a tener algún problemita con colegas oficiales, muchas veces de menor grado que el suyo pero con más poder que usted y que su jefe. Ándese con cuidado, ármese de valor y éntrele a la Bolivariana de Puertos (Bolipuertos).
Los negocios en ese campo son gordos y usted puede ingresarle una fortuna al erario. El contenedor que antes pagaba Bs. 10.000 ahora tendrá que cancelar por encima de Bs. 50.000 para ser nacionalizado. Allí cobran fortunas por almacenaje, impuesto de importación (antes a 6,30, ahora a precio de Sicad II), por carga y descarga, por uso de la superficie del muelle, por acarreo interno. Todavía no cobran por respirar, pero ya lo hicieron en el aeropuerto de Maiquetía.
Como andan buscando mafias, abran los ojos porque la nueva ley acaba con agentes aduanales, consolidadores de cargas y demás auxiliares de aduana. Todo estará manejado por Bolipuertos, es decir por el gobierno. Me explico, por sus colegas militares. No habrá nadie extraño. Por allí saldrá y entrará lo que sus colegas quieren que salga o que entre. ¿Entiende?
Arbitrariedad y corrupción
con las tierras agrícolas
Lo atractivo de esta persecución de las mafias es que no es una tarea monótona. Hay variedad de áreas en las cuales los Comandos Populares Militares podrán especializarse. Allí tienen la de las tierras agrícolas. Es interesantísima.
Fíjense, cuando Hugo Chávez se voló la Constitución y las leyes y negoció con los Azpúrua, dueños del hato La Marqueseña, llamo método CHAZ (Chávez/Azpúrua) aquel acto de arbitrariedad y de corrupción. No hubo ley. No hubo instancia. Era lo que allí se “acordase”, es decir, lo que a Chávez le diera la gana. Desde entonces el Presidente del Instituto de Tierras (INTI) sintió que él también tenía derecho a hacer cosas así.
Las tierras productivas, propiedad de particulares desde hacía siglos, eran consideradas baldías por el gobierno. Obligaban a los dueños a invertir millonarias sumas en bufetes de abogados para demostrar su titularidad. Con todo y eso, un gentío terminó depositando en dólares en el exterior para que no les quitaran sus tierras y a veces perdían los reales y la finca.
En otras ocasiones tenían los propietarios que sentarse de madrugada en el salón Danilo Anderson del INTI, donde el jefe, pistola sobre la mesa, los humillaba, los vejaba y los esquilmaba. No faltó quien fuera amedrentado viendo arder su finca: gasolina y candela.
¡Mosca Maduro!:
Supervise la cosa
Nadie comprendería una omisión a las alcabalas si es que estamos en esa jornada de salvación que Maduro ha llamado desmembrar las mafias de la economía. Allí revisan las guías de despacho de las gandolas, los papeles de propiedad, todo es solicitado. Todo, aunque esté en regla, compromete a las empresas y a los conductores. Fortunosamente, como el honor es su divisa, todo tiene solución.
La más putrefacta corrupción se encuentra allí. Esa es la propia mafia: en las alcabalas, en las cárceles, en las aduanas, en todas partes. Pero como esta labor de higiene estará a cargo de estos “colegas” no sabemos si ocurra aquello de pagarse y darse los vueltos. Mosca Maduro, usted es el jefe máximo. Supervise la cosa.
Ni hablar de las mafias del oro. Eso se maneja en CVG- MInerven. Y ahora cuando las reservas internacionales se han extinguido, vale la pena meterle el ojo. Dicen los conocedores que extraen el oro y lo venden directamente sin que el Estado se entere. ¿Y entonces?
Como no me queda espacio no voy a decir nada de la contratación de seguros, de los depósitos bancarios, de la mafia de la cabilla y de la del cemento, de los territorios bajo control de las FARC y del ELN, o del tráfico de drogas. Sólo le digo Maduro que ahora que va a perseguir las mafias de la economía va a tener más trabajo que el que había pensado.
¿A dónde han ido
a parar los millones
que administra
el SAREN?
Lo de las Notarías y Registros es para coger palco. Cobran montos exorbitantes por un folio, por un documento. Pero los Notarios y escribientes ganan sueldos de hambre. Al SAREN (Servicio Autónomo de Registros y Notarías) van a parar miles de millones pero en esas Oficinas no funcionan las fotocopias y usted debe llevar las hojas y el “toner”. No hay ni papel en los baños para los trabajadores y visitantes.
Ya que andan sobre las mafias, averigüen a dónde han ido a parar esos millones que administra el SAREN
La voz de Claudio
Claudio Fermín
e-mail: claudioefm@gmail.com