La crisis venezolana no podrá ser resuelta por este Gobierno ni por cualquier otro sin llegar a acuerdos con la oposición, para lo cual es esencial que los políticos de otros países latinoamericanos ayuden a forjarlos, dijo hoy a Efe Javier Ciurlizza, director para América Latina de Crisis Group.
«Los primeros interesados en empujar acuerdos políticos y desarmar la bomba de tiempo deben ser los propios políticos latinoamericanos, que deben dejar de pensar que la crisis se puede administrar y convencer al Gobierno de Venezuela que el cheque extendido después de la crisis no está en blanco, sino que tiene claras condiciones y fecha de vencimiento», subrayó.
En una entrevista con Efe en coincidencia con el primer aniversario del estallido de la protestas de 2014, el director del programa para América Latina de Crisis Group, una organización internacional especializada en ayudar en la prevención y resolución de crisis y que ha elaborado varios estudios sobre el caso venezolano, analiza la situación actual de ese país.
Para Ciurlizza, la «herida» que dejaron las protestas y la represión en las calles, donde perdieron la vida unas 40 personas, no ha cicatrizado.
Los meses que siguieron al estallido han estado marcados por una «peligrosa inercia y ausencia de diálogo y de consensos», pero, además, el escenario económico y social ha empeorado y a la inflación y la criminalidad común se ha sumado «la carestía de productos básicos y servicios esenciales, como la salud».
«De las preocupaciones políticas se ha pasado a la angustia cotidiana por conseguir bienes esenciales», dice.
La bajada de los precios del petróleo agrega más presión. «Cualquier precio del petróleo que esté por debajo de 40 dólares significará una camisa de fuerza invencible para el Gobierno, que se verá obligado a devaluar aún más e imponer el costo de la crisis a la población», señala.
También menciona que, de acuerdo con fuentes no gubernamentales, aun hay 60 personas privadas de libertad y cerca de 2.000 con medidas cautelares por hechos asociados a las protestas.
La nueva norma administrativa que permite a las fuerzas militares el uso de armas de fuego en protestas callejeras «aumenta la incertidumbre y el temor de muchos a manifestarse», señala.
Los estudiantes, que fueron los primeros en marchar en febrero de 2014, están divididos en cuanto las tácticas a emplear y una división similar existe en la oposición, de acuerdo con este analista peruano que tiene su oficina en Bogotá.
Además, este año el «Gobierno de Venezuela ha tenido que pagar un precio alto para preservar su propia estabilidad», agrega.
Según Ciurlizza, las sanciones impuestas por Estados Unidos a funcionarios venezolanos pueden darle internamente al presidente Nicolás Maduro la excusa para exacerbar su discurso contra el «imperio», pero «el capital político del régimen frente a la comunidad internacional no luce bien».
Aunque cree que «sin duda» el presidente Maduro ha logrado «cohesionar a su círculo más cercano, incluyendo un férreo control de la fuerza armada», a su juicio «pareciera» que el objetivo es solo ganar tiempo y no enfrentar los agudos problemas del país.
«La oposición no parece tampoco dispuesta a asumir el costo de apoyar medidas impopulares. Por eso, el embalse y la dilación de las medidas continuará, ¿pero por cuanto tiempo es eso sostenible sin que estalle una crisis humanitaria?», se pregunta Ciurlizza.
Para el directivo de Crisis Group, «una implosión en Venezuela tendrá efectos muy graves en el vecindario» y en la «estabilidad regional», por lo que es necesario que los Gobiernos y los políticos latinoamericanos ayuden a evitarla.
Según dice, urge forjar acuerdos mínimos en lo económico (por ejemplo, publicando cifras claras y honestas sobre la crisis y acordando un prudente aumento de los combustibles) y en lo político (mejorando el funcionamiento de los órganos electorales y garantizando la presencia de observadores internacionales más serios).
Además, es necesario restaurar la libertad de los presos políticos y renunciar explícitamente a usar la fuerza y las armas para enfrentar a la protesta social.
Respecto a las elecciones parlamentarias de este año, Ciurlizza cree que el desafío mayor es «convencer a un grueso sector de la población de que votar vale la pena» y advierte que «la creciente incredulidad al interior del chavismo respecto a sus líderes, no se traducirá automáticamente en un mayor apoyo a la oposición». EFE