El escritor y showman venezolano destaca gracias a sus siete novelas y su singular presencia en la televisión internacional
Boris Rodolfo Izaguirre Lobo o simplemente Boris Izaguirre es un caraqueño (nació en 1965) que habita en Madrid o en Londres, y en ocasiones pasa temporadas en Miami. Sus intensos trabajos como escritor y showman lo obligan a estar montado en un avión, pegado a los celulares y con una laptop sobre sus rodillas. En uno de esos viajes contestó así a nuestro cuestionario:
-¿Cuantas novelas hasta ahora?
–Desde 1991, que publiqué “El vuelo de los avestruces”, estuve varios años sin hacerlo, los mismos que también coinciden con mi mudanza a España. Por eso no fue hasta 1998 que no volví a publicar y ese año fue con “Azul petróleo” en editorial Espasa. Mi siguiente novela fue “1965”, que se publicó en el 2002 y después de esa vino “Villa Diamante” que fue finalista del Premio Planeta 2007. En el 2009 publiqué “Y de repente fue ayer”. Y en el 2011, “Dos monstruos juntos”, “Y ahora”, la sexta novela y la cuarta con Planeta, “Un jardín al norte”, sobre un personaje real, Rosalind Fox, que ejerce una gran fascinación en los lectores españoles porque espió a Franco para el gobierno inglés entre la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Me acabo de dar cuenta que es mi séptima novela.
-¿Como le fue con cada una?
-Todas mis novelas han generado buenas ventas. Pero las que más ventas y repercusiones han tenido, son: “Villa Diamante”, “Dos monstruos juntos” y “Azul petróleo”. Quizás porque son más novelas, más jugosas y menos personales que “Y de repente fue ayer”, “El vuelo de los avestruces” o “1965”. ¡Los lectores son así!
-¿Se puede decir qué vive de sus derechos de autor?
-Oh no, todavía no vivo de mis derechos de autor, genero más beneficios en la televisión. Pero no hago televisión por eso, eh, la hago porque me gusta, creo en ella y la defiendo siempre con mi trabajo en ella. Sin duda me encantaría encontrar una fórmula literaria qué me permitiera vivir de ella, por ahora me conformo con que me ofrezcan buenos contratos para escribir lo que me entusiasma, como por ejemplo la vida de Rosalind Fox como acabo de hacer con “Un jardín al norte”.
“Siempre me dejo llevar”
-¿Cuáles son sus estrategias para sus trabajos literarios?
-El día tiene muchas horas. Escribo en las mañanas, lo primero de todo y dedico el resto del tiempo a cumplir con el resto de mis obligaciones. De momento están muy organizadas: la columna de El País ocupa dos días en hacerse. Luego mis colaboraciones de radio y televisión otros dos días. Así que quedan tres días intensos para dedicarlos a una novela. Pero ahora se los dedico a la promoción de la nueva novela mientras pienso que podré escribir próximamente.
-¿De dónde parte o cómo se inspira?
-Nunca pienso en perspectiva. No sé hacerlo. Siempre me dejo llevar y no me ha ido mal de esa manera.
-¿En Venezuela lo ignoran las editoriales?
-No, porque Editorial Planeta Venezuela ha publicado todas mis novelas y planea hacer lo mismo con “Un jardín al norte” en este 2015. Siempre es un placer acudir a Venezuela a presentarlas. Aquí está mi familia y mis amigos.
“El sonido del tecleo
siempre me ha acompañado”
-¿Satisfecho con lo logrado, precisamente ahora que cumplirá sus primeros 50 años?
-No se trata de estar satisfecho sino de encontrar esa fórmula que me permita retirarme. Pero no me preocupa demasiado. Yo quisiera estar en condiciones de trabajar mucho tiempo. No me veo retirándome antes de los 77 años pero al mismo tiempo tampoco estoy tan seguro de lo que haré en los próximos 28 años.
-¿Y por qué escribe?
-Siempre pienso que escribo porque escuchaba a mi padre escribir durante todas las mañanas de mi infancia, al lado de mi madre Belén, bailarina y maestra, y mis otros dos hermanitos. Rodolfo escribía a máquina entonces y es ese sonido del tecleo lo que siempre me ha acompañado y lo que siempre me ha impulsado a enfrentar la página en blanco.
Tendría hijos egoístas
-¿No está en crisis porque pronto cumplirá su medio cupón?
-Esa ya me lo preguntaron y dije que sí, que la estaba viviendo. Cuando cumplí 25 me pareció que el mundo se me acababa. En los últimos 25 me hice un personaje famoso y engordé 14 kilos, y voy al gym para no reventar.
-¿Esta fuera del armario o el closet, pero se dice que le gustan también las mujeres?
-Salí del closet porque me lo recomendó la gran Sofía Imber, periodista cultural, crítica de arte y creadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Y he terminado por salir totalmente del armario gracias a mis amigas. No hay nada que me interese más que las mujeres. Con ellas tengo ese sexo que, en el fondo, es mucho más profundo, como lo dije al diario La Vanguardia, de Barcelona .Y ese sexo es la charla, el hablar. Mis conversaciones con ellas son tan profundas como el sexo. Debo ser el único hombre capaz de entender el síndrome premenstrual. Las mujeres son siempre un reto para mí, los hombres sólo en el momento de la seducción. Eso ya lo dije antes, querido, como que estoy casado con Rubén y tenemos 22 años juntos; él es mi crítico más voraz. Y su influencia es muy grande en mi vida. Y es la gran aventura de mi vida. Repetiría. Hemos pasado por todas las etapas: de juventud a madurez y de no tener nada a la fama inesperada. Eso también lo conté.
-¿Ricky Martin tiene hijos en vientres alquilados?
-Es complicarse un tanto la vida, pero no lo he descartado todavía. Y si llego a ser padre les inculcaría a mis hijos el egoísmo, porque nadie piensa en uno como nosotros mismos
E.A. Moreno-Uribe
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