Golpes secos, gritos de auxilio y luego un silencio profundo. Ramiro Pérez salió a toda velocidad de la casa con las manos llenas de sangre, de quien hasta hace un año fue su esposa y dio a luz a su hijo, quien hoy tiene 2 años.
Dentro del cuarto principal de la humilde vivienda yacía sin vida Orleidys Andrea Alfaro Ospino, de 34 años. Alrededor de ella se encontraban piedras, palos, cuerdas y hasta una pala, todas ensangrentadas. A horas de haberse celebrado el Día de San Valentín, la mujer fue asesinada por su exmarido.
Solo un vigilante de la comunidad del barrio Fuerza Bolivariana supo de su presencia. “Yo lo vi entrar. Tenía mucho tiempo que no volvía por estos lados, pero sabía que tenía una relación con Orleidys, por eso lo dejé pasar”, se excusó el hombre, que hizo la guardia nocturna del sábado.
“Él lo tenía todo planificado. Se vino desde Colombia solo para matarla porque mi hija no le quiso firmar el permiso de viaje a su niño; ella quería cortar todo tipo de lazos con ese hombre”, declaró, entre sollozos, la tía de Orleidys, Emilia, quien era como su madre en Venezuela.
En completo silencio, el homicida ingresó a la casa y se encontró con su víctima, durmiendo. Ninguno de los vecinos se atrevió a intervenir en la pelea. “Sabíamos que ellos discutían constantemente y que Ramiro es una persona muy violenta. Pero, cuando lo escuchamos salir, vimos en la casa la sangre y a la pobre Orleidys en el piso. Allí salimos todos tras ese tipo”, declaró una vecina, que prefirió no identificarse.
Más de 10 años duró esa relación inestable. Orleidys era cocinera de un restaurant en el barrio donde vivía y era madre de cinco hijos; cuatro niñas y un niño, el que tuvo con Ramiro.
Alfaro era colombiana y se vino a Venezuela siendo niña. Mantenía contacto con su familia en el país vecino, pero se crió en casa de su tía.
“Ese hombre abusó sexualmente de las hijas de Orleidys hace muchos años. La maltrataba cada vez que se veían y ella, por miedo, no lo denunciaba, porque él la amenazaba con matarla si lo hacía”, continuó la tía, quien también lo señaló de amenazarla a ella si permitía que Alfaro lo botara.
Pero hace un año, la ruptura ocurrió. Orleidys decidió sacarlo de su casa, justo después de reunir fuerzas y denunciarlo por violencia de género. Ramiro fue arrestado por la policía, pero al mes volvió a la calle.
Ayer, la mujer celebraría el cumpleaños 17 de su hija menor, quien se comunicó con ella el viernes por la noche. Le dijo que saldrían a comer algo. Sin embargo, a las 4:45 am, Pérez apareció y la mató.
Pérez, un colombiano que tiene años viviendo en Maracaibo, laboraba como maestro de obras.
“Ramiro vivía ebrio, drogado. Peleaba con mi mamá por cualquier razón y la golpeaba cada vez que discutían. Nunca pudieron tener una relación tranquila”, manifestó una de las hijas de Orleidys.
La Policía Nacional Bolivariana llegó al sitio y custodió todas las evidencias del homicidio, a la espera del Cicpc. Los sabuesos llegaron minutos después, llevándose todas las armas contundentes que Ramiro utilizó, además del cuerpo de la mujer, que fue llevado hasta la morgue forense de Maracaibo para realizarle la necropsia de ley.
Via Panorama.