A pesar de la cuestionable utilización de los recursos, instituciones y medios públicos por parte del gobierno nacional para atacar a sus detractores a una MUD compuesta por voceros de los campos, las universidades, trabajadores, gremios, entre otros, el gobierno no podría seguir obteniendo los resultados que han logrado hasta hoy, pues atacar a esta nueva MUD implicaría atacar a la sociedad en su conjunto
Leandro Rodríguez Linárez
La principal causa del por qué la oposición no capitaliza el altísimo rechazo que posee el gobierno nacional es principalmente porque siguen creyendo que el actual momento histórico que atraviesa Venezuela incumbe solo a los partidos políticos, ello le cercena su increíble potencial.
Cualquier oposición del mundo daría lo que fuera por poseer un clima político, social y económico como el existente en nuestro país, pues indefectiblemente implicaría un apabullante triunfo electoral sobre el gobierno, en Venezuela no es así, la visión que aquí tenemos de oposición se circunscribe solo a lo partidista, rubro social desacreditado, bombardeado, acusado de graves errores en el pasado y presente, además, el gobierno incesantemente invierte incuantificables recursos para atacar por todas las vías posibles a sus líderes, haciendo que la posible solución de los problemas del país vía partidos políticos sea más opaca, llena de dudas y suspicacias.
Ello se corresponde con la cultura política imperante en nuestro país, la cual es prácticamente neonata, pues ubica en el epicentro de la sociedad a los políticos (gobernantes y demás), en una muy leonina relación emparentada con idolatría, con mesianismos. Así pues, la oposición venezolana, aglutinada en la “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD) debe comprender que sí no amplia su composición, abriéndole las puertas a los distintos sectores de la sociedad el triunfo les seguirá siendo esquivo. A pesar de la cuestionable utilización de los recursos, instituciones y medios públicos por parte del gobierno nacional para atacar a sus detractores a una MUD compuesta por voceros de los campos, las universidades, trabajadores, gremios, entre otros, el gobierno no podría seguir obteniendo los resultados que han logrado hasta hoy, pues atacar a esta nueva MUD implicaría atacar a la sociedad en su conjunto.
Ahora bien, la actual situación del país, donde arrecían todas nuestras parvedades endémicas, ha llevado a los venezolanos a la división polar de la sociedad, entre quienes apoyan al gobierno y entre quienes no, es decir, probablemente los candidatos a representar a ambos bandos en las venideras elecciones a la Asamblea Nacional no importe demasiado y esa importancia sea endosada a lo que representan (Gobierno/oposición), siendo así, la constitución de una MUD heterogénea socialmente seguramente incidiría positivamente en la decisión final de los electores. Sea como sea, la oposición venezolana, con significativos logros a lo largo de estos 16 años, pero venida abruptamente abajo desde el 2014, precisamente cuando el gobierno nacional experimenta su peor situación de popularidad, incluso peor que en el 2002 durante el paro nacional y demás hechos conocidos, debe replantearse integralmente, sí deja de verse su ombligo partidista podría ser fuentes de grandes triunfos, sino seguirá siendo una cofradía rezagada de partidos políticos solitarios.