El nuevo gobierno griego sigue concitando la atención mundial, en su pulso con Alemania, la llamada “troika” y la Unión Europea para obtener mejores condiciones en la ayuda financiera para salir adelante en medio de la voraz crisis económica que padece.
Al momento de escribir estas línea parece que está por cerrarse una negociación tras un forcejeo de varias semanas que está permitiendo medir con qué viene el gobierno de Tsipras, que en el discurso de campaña se vendió con matices de izquierda altisonante y radical, aunque luego pactó con una agrupación de derecha, tras ganar los comicios.
La imposición de la “realpolitik” llega tarde o temprano, y no es extraño ver cómo los hechos de gobierno se deslindan en mayor o menor grado de lo que se dijo al electorado. Amanecerá y veremos.