Ladrón no es solo quien roba bienes, sino también, el que arrebata vidas. Policía, no es solo quien detiene o mata al ladrón, sino prevenir delitos
Cesáreo José Espinal Vásquez—cjev@cantv.net
Se habla de riesgo país calificándolo atendiendo a la capacidad de cumplir con las obligaciones crediticias. Se aplica especialmente este concepto, en el campo de la economía y finanzas de países; pero si bien, comporta las relaciones inmersas en el capitalismo, no puede estancarse en ese escenario. Existe riesgo país, además, al carecer de seguridad personal, seguridad jurídica y seguridad de paz.
Ladrones y policías o policías y ladrones, es un juego con cartas españolas, pero en mi pueblo, los muchachos lo jugaban de persona a persona, unos eran los policías y otros, los ladrones. Nos divertíamos sin robar ni matar.
Ladrones y policías en nuestra Venezuela, ha habido en todos los tiempos, desde la colonia, pero hoy, este germen se ha hecho crónico al máximo, causando tribulaciones y neurosis colectiva, que hasta los muertos no descansan en paz. No solo con policías se previene el delito; puede haber miles, pero nunca se podrá tener un policía para cada persona, incluyéndolos a ellos, sino mediante la instrucción desde niños en “moral y luces”. El Papa Francisco recientemente ha dicho: “Todos estamos llamados a ser custodios de nuestros prójimos”.
En Venezuela, el riesgo país, es sumamente grave, por lo menos ocho de diez personas han sido víctimas de ladrones de bienes y de vidas.. En el derecho romano, se habla del “pater familiae”, en el mejor sentido ético de dar buenos ejemplos en el hogar y en la sociedad, sean ricos o pobres, pero lamentablemente, se ha perdido la mejor relación entre padres e hijos, de lo que se conocía como conducta, aplicación y aseo por la descomposición familiar y la misión del hogar. Muchos niños y adolescentes han caído en la delincuencia y en el vicio, por no haber tenido “senderos de buen camino”. Es alarmante que jóvenes menores de 25 años de edad anden sin rumbo porque no tuvieron la orientación y el ejemplo en un hogar de armonía, sino tirados a la calle a su propia suerte y destino. El primer deber del Estado, no es hacer muchas universidades, ni crear cuerpos policiales de diversos nombres, sino lo fundamental para una sociedad justa en el derecho y el deber, es dar ejemplo de buen ciudadano, fomentar la instrucción pública, hogares de atención al niño y al adolescente y evitar el lumpen de zombi; por todo ello, reflexionemos para que las vías aplicables no sean paliativos, sino sustentables en el tiempo y que los gobiernos tengan éxito en esa misión, para no continuar en el riesgo país de “sálvese quien pueda” entre ladrones y policías.