La portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Jen Psaki, confirmó en su conferencia de prensa diaria que Washington está comentando con otros países del continente la reciente acusación del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre la implicación del Gobierno estadounidense en un plan de golpe para derrocarlo.
“Estamos dejando claro en todas nuestras conversaciones (con países del continente) las mismas cosas que decimos en público: que estas acusaciones son falsas, son ridículas”, dijo Psaki.
“El Gobierno de Venezuela tiene que dejar de culpar a Estados Unidos y a otros miembros de la comunidad internacional por cosas que suceden dentro de Venezuela (…), y centrarse más en los retos dentro de su propio país, porque esto es solo un esfuerzo para distraer”, añadió la portavoz.
Psaki afirmó que a EE.UU. le preocupan “algunos arrestos recientes” en Venezuela, como el del alcalde de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, y esa “es una de las razones” por las que conversa sobre ello con otros países “de la región”.
Maduro aseguró a mediados de este mes que había sido frustrado un plan de golpe de Estado que, según él, había sido “trazado” desde Washington y en el que habían participado militares y dirigentes opositores venezolanos.
Ese supuesto complot, por el que ha sido detenido un número no precisado de militares, entre ellos siete oficiales de la Aviación Militar, marca la última de las más de una decena de presuntas intentonas golpistas denunciadas por Maduro desde que asumió la Presidencia hace casi dos años.
Los militares figuran como supuestos autores materiales de planes que el gobernante achaca a dirigentes de la oposición, entre ellos el detenido alcalde de Caracas Antonio Ledezma, que, según el mandatario, cuentan con financiación estadounidense.
Las relaciones entre EE.UU. y Venezuela están bajo mínimos, sin embajadores en las respectivas capitales desde 2010 y con una serie de sanciones estadounidenses a funcionarios venezolanos, la más recientes a comienzos de este mes. EFE