Deseo preguntarte: ¿Quién ha sembrado tanto odio a nuestro pueblo y porque lo han hecho? ¿Es que merecemos este castigo por no comprender lo que es entendimiento y amor al prójimo?
Señor, hoy con todo amor y respeto, deseo tener una conversación contigo, quiero compartir lo que siento y lo que sucede en mi patria Venezuela. Para comenzar deseo decirte que mi corazón, que tantas veces lleno de amor y alegría te lo he ofrecido y que hoy te lo vuelvo a entregar, pero en esta oportunidad lleno de tristeza y horror por lo que vivimos todos los venezolanos, deseo preguntarte: ¿Quién ha sembrado tanto odio a nuestro pueblo y porque lo han hecho? ¿Es que merecemos este castigo por no comprender lo que es entendimiento y amor al prójimo?
Realmente siento que el odio y la ferocidad se han apoderado de un sector de nuestros compatriotas y no han querido aceptar que todos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, que nuestras riquezas pertenecen al pueblo y no a los bolsillos de unos pocos, que la salud es una necesidad para lograr una vida digna, que la educación siempre debe partir del amor de tu bondadoso corazón y que los jóvenes no mueren por las crueles emboscada de individuos que no han comprendido que no matar es uno de tus mandamientos, que la brutalidad que se aplica en buscar la paz no es otra cosa que fomentar los enfrentamientos entre hermanos y que nunca será posible lograr esa paz si no ponemos todos de nuestras parte.
Escuchar la palabra golpista, es como sentir en el alma una puñalada, ya que nunca seres democráticos podrán compartir el sentimiento de un golpe y mucho menos que eso sirva de excusa para destruir nuestra convivencia. Ver como se agrede al pueblo en defensa y en contra de una clase social que jamás se había explotado. Sentir el martirio de acudir en la búsqueda de los elementos necesarios para nuestra subsistencia (los alimentos básico para la vida y los medicamentos que sanaran a nuestro organismo) y no encontrarlos, ya que no se encuentran en los anaqueles, en la mayoría de los casos porque realmente no hay inventarios de los mismos y en otros el acaparamiento que pudieran hacer elementos inescrupulosos que solo piensan en su bienestar económico y no en el amor al prójimo como tú nos ha enseñado.
Que dolor siento en todo mi ser al saber que muchos de nuestros conciudadanos mueren a las puertas de los hospitales por encontrarse estos desabastecidos o por no tener dinero su familiares o amigos con que comprar los necesario para poder adquirirlo, podríamos decir que nuestros enfermos cada día pierden la batalla contra la muerte, la cual habrá de llegar sin ningún remordimiento por culpa de los encargados de velar por el pueblo que los eligió.
Señor no culpo a nadie y mucho menos le doy la razón a ninguno de esos bandos enfrentados, y por ello es que acudí a conversar contigo para pedirte, con amor y no con odio, que pongas en práctica La Justicia Divina y que castigues, así como lo hiciste con Adán y Eva, al culpable o los culpables de lo que hoy sucede en Venezuela y que en la magnificencia de tu verdad y del amor que sientes por tus hijos te compadezcas del venezolano hoy asesinado, maltratado y vejados por quienes no tiene la razón y carezcan de la verdad, eso solo lo sabes tú, pero sí que ese castigo siembre ejemplo para que nunca más reine la maldad y el odio en nuestra tierra y que, en algún momento, podamos repetir esa frase que llevamos en nuestro ser: “Viva Venezuela y vivan los venezolanos de buena voluntad”.
Para despedirme de ti solo te imploro que nos bendigas y no nos permita que en Venezuela todos vivamos en paz y amor de acuerdo a lo que tú nos enseñaste, amen.
Salomón Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com