¿Una crisis o el adiós definitivo?

Con el tiempo las parejas van cayendo en la rutina y en el aburrimiento, ya que cuando siempre se hacen las mismas actividades se pierde el interés y viene la desmotivación que trae de la mano la desilusión, y con ella aparece el desamor

La relación de parejas es compleja En cambio, el vínculo entre madre e hijo es menos difícil porque, desde el vientre materno, el uno y el otro establecen una perfecta sincronía, aunque esto no hace este nexo libre de algunas asperezas que, de igual manera, necesitarán de tolerancia y comprensión para desaparecer.

Asimismo, en las uniones sentimentales, surgen problemas que, en la convivencia, se deben superar, para que sus miembros salgan fortalecidos en ese intercambio diario de experiencias y aprendizajes, que hacen la vida en pareja una vivencia en la que resulta inevitable que haya tanto altas como bajas, mientras logramos descifrar el acertijo que representa el cónyuge.

1. Simple historia de un amor

Tan enamorados que pensaban que jamás la sombra de una separación los tocaría, Luisa y Ernesto se casaron. Sin embargo, en la convivencia, aparecieron los desencuentros que los llevaron a probar cuán fuerte era el amor que se devengaban, para saber si sobreviviría a los problemas que, como los confrontan muchas parejas, son los más comunes en las relaciones conyugales.

Cuando decidieron casarse, ambos trabajaban todo el día, pero, una vez que Luisa salió en estado, tomaron la decisión de que ella dejaría su empleo para dedicarse al niño y al hogar, a pesar de que había estudiado una profesión y la desempeñaba con éxito, pero creía que debía hacer ese sacrificio por el bienestar familiar.

Una vez que nació el hijo de ambos, pocas veces, estaban de acuerdo en lo que concernía a su educación. Tales fueron las desavenencias que Luisa comenzó a pensar en una separación mientras que Ernesto se sintió tentado a ser infiel porque se sentía tanto incomprendido como desautorizado.

A los desacuerdos en relación a la crianza del chamo, se les sumaba que Ernesto llegaba del trabajo de pésimo humor, porque laboraba horas extras para poder costear todos los gastos de la casa mientras que Luisa le recriminaba que toda la responsabilidad del niño recaía sobre ella.

Después de algunas discusiones y de unas cuantas lágrimas derramadas, Luisa y Ernesto concluyeron que aún se amaban. Por eso se dieron otra oportunidad y, después de un diálogo fluido en el que se manifestaron los sentimientos que los perturbaban, intentaron corregir aquello que los inquietaba, para demostrar que en todas las relaciones sentimentales existen problemas, pero cuando se superan el vínculo se fortalece y el amor crece.

2. Problemas más

frecuentes en la relación

Algunos de tantos problemas presentes en la relación conyugal son los presentados a continuación.

*** Trabajo: Cinco días de trabajo a la semana, de más de ocho horas, bastante influye en la convivencia, porque nunca es el mismo semblante al salir temprano de la casa que al regresar tarde al hogar dulce, dulce hogar. Sólo la solidaridad, el apoyo mutuo y la comprensión harán que la jornada laboral se sobrelleve de la mejor manera

La parte positiva es que, como en el ambiente laboral, con terceros, se intercambia una gran cantidad de percepciones, emociones, estados de ánimo; en fin, todo un mundo aparte en el que se dan experiencias que a veces comentamos con el cónyuge, para reforzar la comunicación, y esto resulta bien favorable para la unión sentimental porque la fortalece.

*** Familia: Al igual que la familia ofrece una gran cantidad de intercambios positivos, de experiencias reconfortantes y afectos, también puede influir en la relación de manera no tan positiva, cuando ésta se ve afectada por intromisiones, comentarios impertinentes, problemas, preocupaciones, etcétera, que vienen de los seres queridos.

*** Hijos: Del mismo modo que los hijos contribuyen a volver sólido un vínculo amoroso cuando existan acuerdos que beneficien a todos los miembros de la relación por igual; en los momentos en que no es de ese modo, estos pueden influir en la vida marital afectándola negativamente una vez que las responsabilidades se incrementan o no se distribuyen de manera equitativa entre los miembros de la relación.

A lo anterior se suma que el que no haya convergencia, acuerdos, puntos de vistas en común como, por ejemplo, en la crianza de los hijos, la situación se complica. Además, cuando el amor se acaba, los hijos no evitan una separación, aunque si sufren las consecuencias de la misma.   

*** Desconfianza: Como la confianza es fundamental en una relación, cuando no la hay, cualquier problema que surja se vuelve difícil de resolver. Si hay desconfianza, hay celos. La falta de confianza influye también en una baja autoestima; debilita el apoyo que debe darse sin reservas, como también el compromiso y la actitud solidaria que deben ser permanentes.

A lo anterior se suma que cuando no se respetan los acuerdos ni tampoco se cumplen las promesas, se pierden el interés y la motivación, porque los problemas se van acumulando y aparecen sentimientos de insatisfacción que van apagando la llama del amor, una vez que la palabra dada su valor pierde.

*** Rutina: Con el tiempo las parejas van cayendo en la rutina y en el aburrimiento, ya que cuando siempre se hacen las mismas actividades se pierde el interés y viene la desmotivación que trae de la mano la desilusión, y con ella aparece el desamor. Por ende, hacer cambios a la hora de compartir ratos de esparcimiento ayuda a combatir la aniquilante rutina que puede acabar con el amor más fuerte.

¿Es el final de la relación?

*** Cuando se presentan los conflictos, el modo en que se afronte la crisis y la manera en que se comporten los miembros, hará la diferencia entre una crisis y una ruptura permanente. Si los dos quieren seguir con la relación y mantener el compromiso, cualquier problema tendrá solución.

*** En una situación de conflicto, debemos preguntarnos si todavía hay amor, metas compartidas y confianza en esa relación. Si la respuesta es afirmativa, valdrá la pena luchar por el vínculo. En cambio, cuando no lo es, ya sabemos que el camino a seguir es la penosa separación

La voz de la mujer

Isabel Rivero De Armas

Salir de la versión móvil