“La modestia no aplaca a un enemigo jamás”. Nicolas Maquiavelo
¿Es acaso mentira decir que Venezuela conoce sino la mayor una de las más graves crisis de su historia económica, social, política e institucional? Y tampoco mentiría si afirmara como afirmo que esa crisis sigue al período más oferente y abundante de nuestras finanzas públicas. E insisto en decir que no miento al acusar a Hugo Chávez Frías y los espalderos que lo han acompañado y dirigido al país de haber dilapidado como nadie, ingentes presupuestos desviados a menudo por la experiencia sistémica de una corrupción sin parangón en el continente involucrando en el esfuerzo a la sociedad venezolana toda y especialmente a las instituciones y entre ellas a la clase política, a la justicia y a la fuerza armada nacional.
Pero tales felonías no se comparan con el odio, la división, la segregación que se ha adelantado como política de Estado en estos años de revolución y la colocación en puestos de mando y dirección de funcionarios incompetentes desprovistos de conocimientos y escrúpulos ascendidos por sus oscuros credenciales pero leales al círculo de hegemonía. Tampoco miento al afirmar que nunca como ahora la soberanía estuvo más vulnerada y sus guardianes menos comprometidos con la noble tarea de su salvaguarda y hasta la modesta y malagradecida República de Guyana se permiten expoliarnos sin que se produzca ni un pronunciamiento militar y mucho menos gubernamental.
Puedo seguir leyendo el inagotable memorial de agravios que este desastre propone pero me conformare con decir que por mucho menos que eso el Comandante Chávez en julio de 1992 pidió al país se constituyera un gobierno de transición para encarar la situación que él consideró catastrófica a pesar de ser un año de crecimiento económico superior al 10 %, reducción de la inflación y derrota de una intentona golpista que trajo muerte y destrucción al país y puso fin a más de 30 años de paz social. El gobierno de Pérez no lo proceso por eso, no lo vejó, no lo torturó ni agregó a su expediente agravantes.
Leopoldo es reo del delito de la verdad, de la crítica, de la democracia, de llamar a protestar y reclamar cambios al mal gobierno. María Corina igualmente, Ledezma siguiendo instrucciones de los malandros que gobiernan Cuba y ahora COPEI como partido por hacerle oposición al peor gobierno que hemos tenido desde Guaicaipuro, Manaure y la cacique Urimare.
La teoría del golpe de Estado es francesa en el origen y evoluciona manteniendo la participación en el intento de controlar el poder por la fuerza de infiltrados y militares. ¿Llamar como lo hizo el golpista Chávez a un gobierno de transición es entonces asimilable a blandir las armas y caerle a tiros al poder público y sus iconos institucionales? ¿En qué lugar del mundo civilizado puede eso ser tenido como justicia?
Si el Gobierno de Maduro es legítimo porque lo eligió el pueblo, la oposición también lo es y fue electa por ese pueblo que los demagogos dicen servir pero del que en realidad se sirven más bien. Oposición no es delito, no es traición, no es abuso, es oír y hacerse oír del gobierno que se mantiene hierático e inconmovible en el error, en el fracaso, en el desastre.
El 2 de febrero de 1999 el Presidente electo tomaba posesión del poder y en su discurso ante el Congreso de la República entre muchas cosas habló de la que el llamó la teoría de la catástrofe a quién presentó como una disfunción del sistema siendo que se acumulaban las demandas sociales sin lograr soluciones y respuestas del liderazgo. ¡Pues para allá vamos mamelucos y uniformados!
Nelson José Chitty La Roche
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