Cuando su perra Mica sufrió una lesión en la columna, Dragan Dimitrijevic le fabricó una silla de ruedas, usando ruedas pequeñas, tubos plásticos y cinturones viejos. Y funcionó: Mica estuvo de regreso en el parque casi de inmediato, con otros perros ladrando y olisqueando el extraño armazón.
Aunque fue hecha en casa con piezas usadas, la noticia de la silla de ruedas de Mica se diseminó rápidamente entre dueños de mascotas en Serbia. Otros con problemas similares comenzaron a llamar a Dimitrijevic, que pronto comenzó a aceptar pedidos.
En más de tres años, el programador de computadoras residente en Belgrado ha producido más de 80 sillas de ruedas para perros y gatos inválidos, desarrollando un pequeño negocios con clientes satisfechos en Serbia y otros países balcánicos.
«A mí me gustan los perros», dijo Dimitrijevic a The Associated Press. «Una silla de ruedas no es una cura, pero les permite correr, olisquear, hacer todas las cosas que hacen normalmente».
Para muchos en los Balcanes — una región con pobre historial en lo que se refiere al cuidado tanto de minusválidos como de animales — la silla de ruedas de Dimitrijevic es la única forma de lidiar con invalidez de una mascota. No hay otros productores locales y obtener una silla de ruedas para mascotas en países de la UE costaría mucho más.
En Serbia, las autoridades no han podido lidiar con el creciente problema de decenas de miles de perros callejeros, así que los animales lesionados a menudo son sacrificados.
Un veterinario dijo a Milce Cankovic Kadejevic que sacrificara a su perro salchicha Bak, que se lesionó la espina dorsal hace cuatro años. Entonces escuchó de Dimitrijevic.
«Esta silla de ruedas le ha permitido a Bak llevar una vida normal, correr y jugar», dijo. «¡Él ni siquiera sabe que tiene un problema!».
El veterinario Dragan Bacic explica que la silla de rueda para mascotas ayuda además a los animales a ejercitarse y previene lesiones adicionales cuando pasean o juegan.