El Gobierno y los venezolanos podemos literalmente nadar en bolívares, pero afuera, en el exterior, no podemos comprar absolutamente nada con nuestra moneda ¡Nada! Así pues, la paulatina merma de dólares ha generado deudas internacionales con proveedores de toda índole
El tema del dólar se maneja en el país muy alegremente, una parte importante de la población cree que no tiene nada que ver con el, cuando en la Venezuela de hoy nada escapa del espectro de esta moneda. Probablemente, la tesis argumentada por muchos sea que el dólar es para quienes viajan al exterior, para quienes compran por internet, empresarios o simplemente para quienes desean proteger capital en una moneda fuerte, pero la verdad es que desde el pollo que usted compra, la leche y los pañales que hoy no consigue tienen que ver con esa moneda y su insuficiencia.
Fíjese lo siguiente: El Gobierno nacional no tiene problemas para conseguir bolívares, antes la ecuación era convertir a nuestra moneda las divisas que entraban al país por las distintas exportaciones, turismos, remesas, inversiones foráneas, entre otras actividades económicas y financieras, esa conversión proporcionaba los bolívares justos para el funcionamiento natural y sano de nuestra economía. Desde hace ya varios años, ante el exorbitante incremento del gasto público y la merma de la actividad económica nacional, e incluso de la actividad petrolera, las divisas en Venezuela comenzaron a escasear, por lo que el Gobierno decidió en un mal momento imprimir dinero, bolívares que no se corresponden con la dinámica económica real del país, a fin de hacerle frente a los compromisos clientelares internos del Gobierno y otros fines (como muy bien lo explicó Giordani en su afanada epístola), ello ocasionó y sigue ocasionando un muy alto volumen de dinero en la calle (dinero inorgánico) pero sin productos suficientes para comprar, lo que (entre otros factores) genera una muy fuerte presión inflacionaria.
Ahora bien, el asunto estimado lector, es que el Gobierno y los venezolanos podemos literalmente nadar en bolívares, pero afuera, en el exterior, no podemos comprar absolutamente nada con nuestra moneda ¡Nada! Así pues, la paulatina merma de dólares ha generado deudas internacionales con proveedores de toda índole, incluso (a pesar del boom petrolero) el Gobierno emitió cantidades enormes de bonos (deudas) que debe honrar anualmente a tenedores foráneos en divisas. Por tal motivo, hoy día tenemos una gigantesca crisis producto de una visión económica-política que creyó que el barril de petróleo iba a continuar ascendiendo indefinidamente haciendo capaz a la administración central de sufragar con todos los gastos de la república, visión desfasada no solo de la realidad, sino de principios elementales económicos.
Los únicos dólares que entran al país son por la decaída venta del petróleo que controla y administra el Gobierno. En consecuencia, el Gobierno, pero también los comerciantes, empresarios, productores y toda la actividad económica productiva nacional, están atados de manos sin poder importar materias primas, repuestos, equipos, maquinarias, ni nada requerido para producir, porque no tenemos dólares ni otras divisas para pagarlos, dicho sea de paso, insumos todos que en vez de haberse planificado para producirlos en Venezuela desde hace tiempo se decidió seguir importando para beneficiar otras economías y hacer de las comisiones un negocio mucho más lucrativo que el narcotráfico, y como dijo Aristóbulo Isturiz “para controlar políticamente al aparato productivo”.
Así pues, cuando no consiga el pollo, la leche, el papel y demás productos básicos y no tan básicos, dese cuenta que el famoso dólar no es un asunto de ricos, ni viajeros, ni empresarios, es un asunto que afecta hasta el más humilde venezolano. Esta nefasta realidad solo se arregla generando condiciones para activar e impulsar el aparato productivo nacional ¡aquí en suelo venezolano! con empresarios, talento y trabajadores venezolanos… no de otros países.
Leandro Rodríguez Linárez
Twitter: @leandrotango