Cuando el equipo de prensa llegó a la sede del Ipasme, las puertas principales de acceso a la institución estaban cerradas, y personal de seguridad de la institución, respaldado por la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional Bolivariana, impedía la entrada y salida de las personas, incluidos los pacientes.
Desde adentro se escuchaban gritos de consignas y aplausos, y a través de los vidrios se lograba apreciar a personal de enfermería, médicos y administrativos cantando: “qué abran, qué abran”, al tiempo que algunos trabajadores ponían papeles en los vidrios con el mensaje “nos tienen secuestrados”. El acceso a la prensa tampoco era permitido, pero algunos indicaban que gran parte de los servicios estaban paralizados, en una especie de protesta.
Finalmente abrieron las puertas de la institución y permitieron el paso a los pacientes y demás usuarios, pero no a los periodistas y reporteros gráficos, a quienes se les informó que al terminar la reunión los atenderían, pero se desconocía por cuántas horas se iba a extender la reunión; mientras tanto, la periodista del Ipasme con su teléfono personal grababa en video a todos los que aplaudían, decían consignas dentro de la institución y también grababa a los periodistas de los medios de comunicación presentes.
Cerca de las 12 del mediodía aún no se había obtenido una versión oficial de lo que ocurría; sin embargo, a las puertas de la institución una dama, que se identificó como abogada de un médico y a quien tampoco le permitían pasar, dijo: “pretenden hacer que el doctor Mauricio Coronel firme una renuncia bajo coacción, porque en realidad lo que quieren es despedirlo, sin justificación y sin seguir los pasos que establece la ley, y yo soy su abogada y tampoco me permiten pasar a ejercer el derecho a la defensa”.