Personal de seguridad de la Universidad Central de Venezuela documentó ayer un nuevo reporte sobre una situación que se viene repitiendo desde hace cuatro años: a primera hora localizaron a un joven muerto al lado de la piscina de clavados de la UCV.
«En cuatro años han muerto cuatro personas de la misma manera. Es común que los jóvenes violen los cercos de seguridad para meterse en el área de las piscinas para beber y como a veces pierden la noción, se ahogan. No se sabe si este es el caso. Lo único que sabemos es que era un grupo grande, como de 50 personas», dijo uno de los encargados de seguridad.
Se trataba de Moisés Abraham Agámez Pimienta, de 18 años de edad. Funcionarios del Cicpc fueron al lugar para hacer el levantamiento del cadáver y poco después del mediodía llegó una furgoneta para trasladar el cuerpo a la morgue de Bello Monte. Un funcionario señaló que presumen que la muerte fue accidental: «El cuerpo no tenía excoriaciones, ni signos de violencia».
Uno de sus familiares relató que a las 3:00 de la mañana la madre del joven recibió una llamada en la que le informaron del hecho: «Era una muchacha que se identificó como amiga de Moisés. Le dijo que fuera a la piscina de la UCV porque su hijo había muerto ahogado. Lo que nos parece extraño es que si esas personas eran sus amigos, ¿por qué lo dejaron solo?».
Los parientes de Agámez explicaron que el viernes en la noche el joven, que trabajaba como vendedor en una tienda de zapatos, salió de su casa ubicada en Candelaria para ir a una fiesta. A las 2:00 am regresó y volvió a salir. «No le robaron nada. Todas sus pertenencias nos las dio la policía», precisó una de sus primas.
Angélica Lugo en EN