Darya Saltykova era una joven aristócrata de Moscú que por el siglo XVIII se hizo famosa por torturar y matar a 130 de sus sirvientes, sobre a todo mujeres jóvenes. Fue una sádica que se divertía abusando de sus criados
La condesa Darya Nikolayevna Saltykova marcó con sangre la memoria de la Rusia feudal del siglo XVIII. Esta violenta mujer torturó hasta la muerte a más de 130 de las jóvenes sirvientas que trabajaban en su finca. Entre otras cosas, las arrastraba del pelo, les golpeaba la cabeza contra la pared y las flagelaba salvajemente.
Darya Saltykova nació un 11 de marzo de 1730 en el seno de una familia noble de origen moscovita. Confesó el asesinato de 138 sirvientes (sólo tres hombres, el resto fueron mujeres) y si bien las evidencias con las cuales se la condenó apenas confirmaron 38 víctimas, los historiadores no dudan de que el número real fue, en el mejor de los casos, el confesado por la propia mujer.
De aristócrata a sádica
Siendo muy joven, Darya se casó con Gleb Alekseevich Saltykova, quien era Capitán de Regimiento de la Guardia Real y pertenecía a la nobleza. Cuando ella tenía 26 años, él falleció y la dama heredó su fortuna, convirtiéndose en la viuda más adinerada de Moscú. También obtuvo una finca con más de 600 sirvientes, a la cual fue a vivir con sus dos hijos. Por otra parte, la familia de Darya estaba conectada con círculos sociales importantes de la época.
Vivía en la finca siendo considerada por sus vecinos como una buena persona, ya que había hecho donaciones a muchas iglesias y monasterios, pero un día apareció en su vida el joven y guapo Nicolás Tyuchev, del cual se enamoró, sin saber que él tenía un romance con una bella chica que, a diferencia de ella, que ya empezaba a envejecer, estaba en plena juventud.
Tyuchev se casó con la chica y cuando Darya se enteró mandó a algunos de sus sirvientes a asesinar a la pareja, pero ellos no cumplieron con la orden y los alertaron para que huyeran de la zona. Este suceso detonó el lado homicida de Darya, pues todas las sirvientas a las que asesinó después eran siempre jóvenes y muchas veces eran novias a punto de casarse, como si proyectara en ellas a la mujer que le había quitado a su gran amor.
Fue así que, con la complicidad de varios sirvientes que sujetaban a las chicas y luego se encargaban de los cadáveres, Darya dio inicio a sus atroces crímenes. Al comienzo se limitaba (como castigo por cumplir mal alguna de sus órdenes) a golpearlas con el rodillo de la cocina en la cabeza, luego las azotaba y muchas veces, con esa enorme fuerza que se le atribuía, las tomaba del cabello, las arrastraba y les golpeaba la cabeza contra la pared, una y otra vez.
Después hizo cosas como tirar de las orejas de las víctimas con pinzas calientes, lanzarles agua hirviendo, chamuscarles el cabello o arrancárselo brutalmente, romperles los huesos o dejarlas atadas y desnudas al aire libre, donde morían por frío y hambre. También se sabe que torturó a muchos sirvientes hombres que estaban de novios a punto de casarse, principalmente azotándolos durante largos periodos de tiempo.
Crueldad impune
Como era de esperarse, las quejas de los campesinos empezaron a surgir e incluso se dieron 21 denuncias por escrito. No obstante, las autoridades no hicieron nada e incluso tuvieron la vileza de sancionar a algunos denunciantes, todo por la alta posición social de Saltykova y por el poder de soborno que ésta tenía.
En el verano de 1762 los campesinos siervos Sakhvely Martínov y Ilyin Ermolay (quien perdió tres esposas por culpa de Darya) consiguieron escapar de la finca de Darya y llegaron hasta San Petersburgo, donde se las arreglaron para presentar un pedido escrito a la emperatriz Catalina II “La Grande”.
Al fin la condenaron
Catalina había quedado horrorizada con las atrocidades que se le adjudicaban a Darya, así que la mandó a arrestar para realizar las investigaciones de rigor. Darya permaneció arrestada por seis años en los cuales el Colegio de Justicia logró recolectar suficientes evidencias para declarar a Darya culpable de 38 homicidios y sospechosa de 138 casos más de tortura y asesinato.
Gracias a las investigaciones, la emperatriz pudo dictar cadena perpetua para Darya en 1768, además le quitaron los títulos de nobleza, las propiedades y el dinero (repartido entre sus hijos), pero lo peor de todo lo que le hicieron fue la llamada “muerte civil”. El 02 de octubre de 1768 se ejecutó la “muerte civil” de Darya, a efecto de lo cual ésta fue despojada completamente de sus ropas y encadenada a una plataforma en medio de la Plaza Roja.
Sobre su cuello se puso un letrero que decía: “Esta mujer ha torturado y asesinado”. En esa hora cualquiera que lo desease podía insultarla, tocarla, humillarla o lanzarle piedras, pero cuentan que la gente sola la miraba con curiosidad o indignación y que nadie le lanzó una sola roca o tan siquiera un insulto. Luego fue encerrada en el Convento Ivanovsky en una celda totalmente oscura en la que envejeció y falleció a sus 71 años, el 27 de noviembre de 1801.
Confinada a la oscuridad
La habitación del Convento Ivanovsky donde fue encerrada para siempre Darya Nikolayevna Saltykova había sido especialmente hecha para ella: no tenía ventanas, las paredes eran de madera y la única luz que se presentaba ante sus ojos era la de la vela que única y exclusivamente le permitían prender a las horas de la comida. El resto del día la oscuridad era absoluta
Edda Pujadas / Twitter: @epujadas