Les llegó la hora de la definición a los “líderes” de la oposición, seguirán siendo genuflexos frente a los propósitos claramente intervencionistas de los imperialistas yanquis o se levantarán con un hálito de dignidad para oponerse a la desproporcionada pero nada risible amenaza estadounidense
En su escalada contra el país, el imperialismo estadounidense acaba de dar un paso de mucha mayor envergadura que los precedentes que venía realizando en años y meses recientes, al decretar, el presidente Barack Obama, el pasado 9 de marzo, con el mayor desparpajo y cinismo, a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos.
Como han sostenido diversos analistas del ámbito internacional, particularmente en lo atinente a la política del gigante del Norte para con nuestro país, los Estados Unidos, desde la asunción del Comandante Chávez al poder político de la nación venezolana, se trazaron, en primer término, el objetivo de neutralizarlo, pero como Chávez no accedió a sus pretensiones, entonces optaron por su derrocamiento, prácticamente, desde los inicios de su mandato.
Por supuesto, hay que tener presente, que tal propósito de truncar el gobierno bolivariano, no obedece a una simple pretensión política de deponerlo sino que está enmarcado dentro de una concepción de dominación de mucho mayor talante en la que entran en juego intereses vitales para los círculos que controlan el poder en esa nación imperial.
El punto nodal
Como ha quedado suficientemente demostrado, en lo cual, por cierto, Chávez hizo especial hincapié, en Venezuela está el mayor reservorio de energías de origen hidrocarbúricos, probadas y certificadas, del mundo, concretamente, en la Faja Petrolífera del Orinoco en la que está almacenado el 28% de las reservas mundiales; razón más que suficiente para que los imperialistas estadounidenses se planteen como objetivo estratégico vital el control de tales recursos, siendo que la economía y, más que eso, el modelo civilizatorio que impera en el mundo actual depende de la energía petrolera, situación, que tiende a mantenerse, por lo menos, a todo lo largo del siglo XXI.
Es allí, en ese punto nodal, donde está el meollo del problema, que buena parte de nuestra población lo tiene bastante claro, dado el empeño político-educativo del Comandante Chávez y al esfuerzo y capacidad comunicadora que puso en ello, en su afán por estimular la toma de conciencia del pueblo en torno a los temas esenciales de la vida del país y a la visión estratégica que el colectivo social debía manejar con relación a los intereses en juego en la geoestrategia mundial.
Tarea prioritaria
Chávez, desde el primer momento estuvo consciente de las ansias desmedidas de los círculos imperiales por reponerle las manos a la riqueza energética del país, asumiendo, en consecuencia, como una de sus tareas prioritarias, junto con la concientización soberana antiimperialista del pueblo venezolano, la formación de anillos o niveles de contención con los cuales proteger las grandes fuentes de energía, aposentadas en el suelo patrio, de las insaciables fauces imperiales.
En ese marco, de su visión geoestratégica, en buena medida, es que fueron surgiendo la ALBA, PetroCaribe, UNASUR, CELAC, el ingreso al MERCOSUR, la estrecha alianza con China y Rusia, países de extraordinaria y creciente significación que perfilan un contrapeso al poder yanqui en el mundo contemporáneo, la participación activa en el Movimiento de Países No Alineados, en el Grupo de los 77+China, la relación con movimientos sociales a nivel internacional, incluso al interior de los propios Estados Unidos, en fin, el forjamiento de una gran alianza mundial que sirviera de manto protector solidario frente a las pretensiones del imperialismo estadounidense.
Alianza solidaria que es la que está activando el Presidente Nicolás Maduro, fundamentándose en las políticas maestras trazadas por la genialidad estratégica de Chávez, el humilde arañero de Sabaneta; por ello, es perfectamente válido decir que Chávez no ha muerto, que ahora es cuando su legado comienza a tener plena vigencia. Ya veremos como ese legado se hará sentir en la Cumbre de las Américas, a realizarse el próximo mes de abril, en Panamá, en donde Maduro y Obama estarán confrontándose.
Sabemos que cuando los yanquis formulan una amenaza de esta naturaleza es porque están preanunciando un plan belicista que ya han puesto en marcha, diversas son las elocuentes experiencias padecidas por varios pueblos del mundo que refrendan esta conducta. Estos señores no dan punta sin dedal, como dicen nuestras ancianas
Encomenderos fracasaron
En los años precedentes intentaron materializar sus propósitos a través de interpuestos actores, los quintacolumnistas que nunca le faltan en ningún país objeto de su injerencismo; pero, es evidente frente al fracaso de sus encomenderos que intentaron con golpes de estado, paros empresariales y petroleros, intentos magnicidas, guarimbeos fascistas, guerras mediáticas, psicológicas, económicas, presión internacional, etc., dar al traste con el Proyecto Bolivariano, ahora, exasperados porque este no se derrumba, a pesar de la ausencia física de Chávez, optan, ellos, guapetona, directa y abiertamente asumir las riendas de la confrontación.
Genuflexión o dignidad
Pues bien, les llegó la hora de la definición a los “líderes” de la oposición, seguirán siendo genuflexos frente a los propósitos claramente intervencionistas de los imperialistas yanquis o se levantarán con un hálito de dignidad para oponerse a la desproporcionada pero nada risible amenaza estadounidense.
Ya algunos opositores, muy pocos, han expresado su inconformidad con la desmesura yanqui, pero la mayoría se mantiene con el guabineo oportunista de siempre. No entienden estos actores políticos que la situación no da para posiciones medias tintas, que o bien actúan con el coraje del Mocho Hernández, acérrimo adversario de Cipriano Castro pero que sin embargo, en 1902, ante el bloqueo imperialista de Inglaterra y Alemania, sin vacilar llamó a la defensa de la Patria; o asumen la posición de la Malinche que se le postró a Hernán Cortez para facilitar la conquista española en México. La historia y el pueblo los juzgará.
Notas paralelas
Miguel Ugas