Es importante comprender que la insuficiencia de oferta de dólares en el Simadi obliga no solo a permitir que este mercado fluya naturalmente, si no que se desarrollen portafolios de inversiones para los capitales en dólares que están fuera del país
Parte de la problemática de la subida de la cotización del dólar en Venezuela obedece a la falta de oferta de dólares en el país. Una de las razones de este hecho es que la principal generadora de divisas del país, Petróleos de Venezuela (PDVSA), esta suministrando menos dólares al BCV por la disminución de los precios del petróleo.
En consecuencia, se tienen que desarrollar varias estrategias al unísono: 1) reducir el consumo de dólares (algo difícil por la alta dependencia de nuestra economía de las importaciones, pero no imposible); 2) generar divisas a partir de exportaciones no tradicionales (diferentes al petróleo) y 3) hacer que retornen al país miles de millones de dólares que se fueron a otras naciones.
Quisiera hacer énfasis, por razones de espacio, en esta última propuesta, porque lo primero ya se esta haciendo (ahorro de dólares) y lo segundo es posible solo en el mediano plazo. En cambio, el último aspecto es de emergencia (que puedan venir al país dólares privados) pues ello tendrá una repercusión directa en la mitigación de la subida del llamado dólar negro e incluso domaría al dólar Simadi.
La iniciativa de permitir un tercer mercado cambiario (Simadi) es clave para que esto pueda ocurrir, pues en este mercado es que se ofrecerían los dólares provenientes del exterior con el atractivo de un tipo de cambio real, producto de la oferta y la demanda. Así se saciaría las necesidades en dólares de los agentes económicos domésticos que no puedan participar en la compra del dólar a 6,30 y el Sicad.
Pero los que vengan con dólares a cambiarlos a bolívares a la tasa Simadi, deben contar con condiciones adicionales a un tipo de cambio real para motivarse a cambiar sus dólares por bolívares, y en esto es necesario que trabajemos sector privado y sector público de manera conjunta para generar oportunidades de inversión que contribuyan con el crecimiento económico de Venezuela, generen empleo bien remunerado, incrementen la oferta de bienes y servicios para satisfacer la demanda interna, y en el mediano plazo, puedan generarse excedentes para realizar exportaciones no tradicionales.
En esencia, es importante comprender que la insuficiencia de oferta de dólares en el Simadi obliga no solo a permitir que este mercado fluya naturalmente, si no que se desarrollen portafolios de inversiones para los capitales en dólares que están fuera del país. Ello obliga a revisar, con un alto grado de pragmatismo, ciertos cuellos de botellas internos que en vez de atraer, ahuyentan las inversiones.
Y no se trata de rematar los derechos y avances sociales logrados por el pueblo venezolano durante la Revolución Bolivariana, pero si es posible y existe margen de maniobra para revisar el funcionamiento de algunas variables que sin duda, en este preciso momento, van en contra de los propios intereses del pueblo, como el congelamiento de precios y la inamovilidad laboral, políticas que pueden ser sustituidas por un control de precios dinámico y flexible y una estabilidad numérica de trabajadores, que no es lo mismo que inamovilidad.
Miguel Pérez Abad