Tras su triunfo electoral, Benjamin Netanyahu lanzó una gran ofensiva para mejorar las dañadas relaciones con Estados Unidos, contrariado por las declaraciones del dirigente israelí contra la creación de un Estado palestino.
La intención declarada por el gobierno de Barack Obama de revisar su posición respecto a Israel en la ONU podría ser una manera de influir en la coalición que formará Netanyahu, quien a buen seguro será el encargado de constituir gobierno después de las elecciones del martes, según los expertos.
A fin de cuentas, la relación entre los dos grandes aliados no debería verse profundamente afectada, más allá de los desacuerdos importantes del momento y de la enemistad patente entre Obama y el primer ministro saliente Netanyahu, añaden.
Eso, aunque el gobierno estadounidense permita, contra la voluntad israelí, que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte una resolución sobre el conflicto palestino-israelí y la creación de un Estado palestino independiente.
Ahora, Netanyahu tendrá que lidiar con Washington por las consecuencias de sus demagógicas declaraciones durante la campaña.
El lunes, en la víspera de unas elecciones muy reñidas y para atraer a la derecha, Netanyahu descartó públicamente la idea de un Estado palestino si se mantenía en el cargo.
El gobierno de Obama dijo no tener más opción que reconsiderar su posición en la ONU. Estados Unidos es el apoyo más indefectible de Israel en el Consejo de Seguridad, donde bloquea con su veto las resoluciones desfavorables a su aliado.
Vía AFP