La crisis moral es profunda, pero la voluntad de salir adelante se mantiene firme e inquebrantable. El cambio que queremos está en cada uno de nosotros, en cada municipio, en cada hogar venezolano. Así que comencemos por nosotros mismos
“La vida no vale nada cuando otros se están matando y yo sigo aquí cantando, cual si no pasara nada…”, dice una de las canciones más famosas de Pablo Milanés. Una estrofa que reproduce al pie de la letra la crisis de valores que sufrimos como sociedad en Venezuela; y no solo por la vida, sino porque pareciera que ya nada nos vale nada.
Somos un país donde ser testigo de un atraco y seguir caminando se ha hecho costumbre. Donde pasar de una acera a otra no depende del color del semáforo, sino de la amabilidad del conductor. Donde pistoleros roban y matan, y no son castigados. “Cual si no pasara nada”.
La realidad es que muchos ya ni dan un simple saludo de buenos días; que en los autobuses no se discrimina entre el adolescente y la mujer embarazada; que el rayado dejó de ser una señal de tránsito; que la vida no vale nada.
Nuestros principios están extraviados, como desorientada está la libertad, la democracia y la institucionalidad.
Vivimos en impunidad; en una nación donde la justicia no es para todos. Donde las leyes existen para unos y no para otros. Donde las ideas son encarceladas, y la corrupción exculpada.
Si le preguntáramos al novelista e intelectual español, Fernando Savater, autor del libro “Ética para Amador”, sin duda alguna diría que nuestra “sociedad perdió el control de sí misma y que las personas no tienen la noción de lo que es correcto e incorrecto”. Porque es precisamente eso lo que ha venido pasando en Venezuela. Se han perdido la ética, los valores y la tolerancia. Hasta la amabilidad que nos caracterizaba se ha extraviado en estos últimos 16 años.
La crisis moral es profunda, pero la voluntad de salir adelante se mantiene firme e inquebrantable. El cambio que queremos está en cada uno de nosotros, en cada municipio, en cada hogar venezolano. Así que comencemos por nosotros mismos.
Demos el mejor ejemplo a nuestros hijos. Rescatemos el saludo mañanero, el respeto por las ideas, la consideración con los abuelos y mujeres embarazadas. Seamos solidarios ante las adversidades, y hermanos pese a las diferencias.
Despertemos a la Venezuela amable que conoce el mundo. Sigamos construyendo progreso, y trabajemos duro para ser mayoría en la Asamblea Nacional. Solo así podremos renovar los Poderes públicos, liberar a los presos políticos y abonar el camino para el cambio de gobierno que tanto deseamos.
¡Por Venezuela vale la pena seguir luchando!
Coordinador General Primero Justicia Municipio Sucre
Jorge Barroso
@Jorgebarrosod