Recientemente se ha develado un conjunto de cuentas en el exterior que involucran a altos ex funcionarios del gobierno del presidente Chávez y de Nicolás Maduro. Cualquier ciudadano venezolano tiene el derecho de mantener una cuenta en dólares o en otra moneda si los fondos tienen un origen lícito. Lo que no tiene justificación son los casos en los cuales un ex ministro o un empleado de rango medio aparezca ahora trocado en próspero empresario, sin que haya tenido medios de fortuna previamente o luego de haber devengado un sueldo modesto.
Toda esta situación tiene su origen en el control de cambio, la gran maquinaria que alimenta la corrupción en Venezuela. Han encontrado los corruptos una especie de mina al recibir dólares preferenciales a la tasa de Bs 6,30 o Bs 12,0 por dólar para luego negociar esos mismos dólares a la tasa de cambio paralelo. Pero no ha sido ese el único mecanismo que se ha utilizado: también resalta la asignación de contratos a empresas recién constituidas, para realizar obras o vender bienes y prestar servicios al gobierno, obteniéndose jugosas comisiones. En un país donde es PDVSA la única empresa que genera dólares, el circuito de la corrupción se ha estructurado en torno a las actividades financieras de esa empresa.
Esta situación se ha facilitado enormemente tras las reforma de la Ley del BCV de junio de 2005 cuando se eliminó el requisito legal que obligaba a PDVSA a vender al BCV todas las divisas producto de sus exportaciones de hidrocarburos. Levantada esa providencia, ahora PDVSA consigna ante el BCV apenas 50,0% de las divisas quedando la otra mitad al manejo discrecional de los directivos de la empresa. Con ello se abrió un espacio muy grande para manejos turbios con monedas extranjeras.
Los escándalos que se han descubiertos luego de la intervención de la Banca Privada de Andorra han evidenciado un entramado de operaciones financieras donde casi con seguridad se hacían negociaciones en el mercado paralelo con dólares preferenciales.
También se hicieron públicas cuentas millonarias de personas que ocuparon posiciones en el Ministerio de Energía y Petróleo y en otras empresas del Estado.
Sobre esta olla que se ha destapado, los partidos Comunistas y PPT han solicitado verbalmente que se abra una averiguación, pero el PSUV ha guardado un silencio sepulcral, que llama mucho la atención, tal vez por estar señalado uno de sus principales figuras, el ex ministro de Energía y Petróleo y ex presidente de PDVSA y actualmente representante de Venezuela en la ONU, Rafael Ramírez Carreño.
José Guerra | El Estímulo