Estaba tontamente convencido de que la canción tenía que ver con ese horrible bombardeo a Bagdad
Son muchos los cantantes que, sometidos al yugo de las mafias de la música que forman parte de todo ess entramado del imperio norteamericano, despotrican del gobierno revolucionario, incluso, sin conocer a Venezuela, de modo que ya esto no es ni noticia: «o dices que Maduro es dictador o no te escucha ni tu mamá» y muchos vocalistas al ver en pico e’ zamuro la fama y sus dólares – qué ética ni qué dignidad ni qué nada-, se apoderan del micrófono y comienzan a lanzar sus prefabricados misiles comunicacionales en contra de la revolución bolivariana.
Sin embargo, aunque ya no sorprendan este tipo de acciones, le dedico mi artículo al tema, porque cuando escuché «Mi Verdad», el sencillo que el grupo Maná compuso y canta con Shakira, les confieso que en mi ingenuidad hice para mis adentros una cándida reflexión, y llegué a creer que había sido compuesto en protesta por la matanza que protagonizó EE. UU. en Irak, con el propósito de apoderarse de su petróleo.
Lo escuché varias veces y no conforme, leí la letra de la composición y pensé: por fin salió un solista mexicano que tuvo los pantalones que le faltaron a Marco Antonio Solís y a otros, a quienes pusieron a hablar en contra de Venezuela, y le dijo las verdades a los gringos en su propio terreno, les recordó las mentiras de Bush (hijo) acerca de las supuestas armas de destrucción masiva en Irak como criminal justificación para invadirlos y masacrarlos. Estaba tontamente convencido de que la canción tenía que ver con ese horrible bombardeo a Bagdad, sobre todo, con esa partecita que dice: «Hay doctrinas y oradores dictadores sin piedad /que gobiernan sin verdad / y hay mentiras en los diarios, en las redes y en el mar, ay ay ay …» Además, asocié ese «ay ay ay» con el dolor de los niños iraquíes y de diferentes partes del mundo cuando son despedazados por el fuego yanqui.
Después, leyendo los medios de comunicación social y las redes sociales me encuentro las palabras de Fernando «Fher» Olvera, el famoso solista de la banda mexicana de rock latino y pop rock, y caigo en cuenta de que alude a toda Latinoamérica, pero en especial a Venezuela.
Lo que más produce indignación de este señor vocalista es que no se si conoce a la Patria de Bolívar, es que habló sobre un suelo que le manchó los zapatos de sangre. Y él lo sabe. Sabe que estaba en un escenario del país que ha causado más asesinatos y destrozos en el mundo y, sin embargo, le hizo el juego, se prestó para la mentira de ese imperio que quiere hacerse dueño de los recursos naturales y las riquezas del orbe y, en consecuencia, no escatima en matar gente, ni siquiera mujeres y niños. Que es lo más doloroso.
Pero bueno, eso es problema de Fernando Olivera, que, al parecer, ni ha escuchado del trato de animales que el gobierno gringo le da a sus connacionales cuando tratan de cruzar la frontera hacia EE. UU.; ahora lo que quiero añadir es que eso también lo hacen afamados cantantes venezolanos como «El Puma» José Luis Rodríguez, porque bailarle en la cuerda floja al imperio yanqui no es cualquier cosa. A esos que nacen en Venezuela pero son norteamericanos de alma y corazón, al resbalarse, los humillan y los hacen llorar hasta quedar sin lágrimas.
Recientemente, el presentador venezolano Rodner Figueroa de «El gordo y la flaca», dejó entrever que Michelle Obama parecía un simio, y lo acusaron de racista; al dictador Hugo Chávez en Venezuela a cada rato lo llamaban mono y le sacaban la madre y no ocurría nada.
Figueroa se desmintió, pidió perdón, pero no hubo manera de que lo disculparan y lo echaron como un estropajo de la cadena Univisión. Ese imperio, como ya les dije, es implacable con esos extranjeros que se flagelan en público por la nacionalidad gringa.
Antes ocurrió con el beisbolista Oswaldo Guillén, a quien acusaron de coquetearle a Chávez y a Fidel Castro y tampoco pudo conseguir clemencia, ni siquiera un poco de compasión. «Pido perdón con el corazón en la mano y de rodillas, a los cubanos y a los latinos», dijo en su oportunidad el pelotero desesperado en una rueda de prensa en el norte, pero no le valió de nada.
Cosas del país modelo de la libertad de expresión y más democrático del mundo.
Tomado de aporrea.org
Alberto Morán