“Un cristiano no puede nunca dañar, perjudicar y mucho menos matar a otra persona. Nadie, por más importante que se crea, tiene derecho a matar a nadie. Hay un mandamiento absoluto: No matarás”, dijo el Purpurado
El cardenal Jorge Urosa Savino, presidió una eucaristía en honor del Nazareno de San Pablo, en la Basílica de Santa Teresa de Caracas, pidiendo el cese de la delincuencia, la violencia política, el secuestro, la venganza y otros problemas que atañen a la familia y a la sociedad venezolana, e insistiendo en la necesidad de ser buenos cristianos y respetar la vida.
Expresó que el Santo Padre Francisco está insistiendo mucho en estos temas. “No podemos considerarnos buenos cristianos si no amamos al prójimo, si no ayudamos a los demás, si no perdonamos, si no somos solidarios”, citó del Papa Francisco.
Luego acotó: “un cristiano no puede nunca dañar, perjudicar y mucho menos matar a otra persona. Nadie, por más importante que se crea, tiene derecho a matar a nadie. Hay un mandamiento absoluto: No matarás”.
Expresó su rechazo a la violencia asesina que también cobra vidas entre funcionarios policiales. “Rechazamos la venganza, el secuestro y cualquier tipo de asesinato, entre otros de funcionarios policiales que son asesinados para quitarles su arma”, dijo.
En ese orden narró la experiencia de un funcionario policial a quienes tres hombres intentaron robar en Montalbán. “Gracias a Dios no le hicieron nada”, dijo el Cardenal Urosa, agregando: “No podemos ni comprar pan, tranquilos, eso no puede ser. La violencia y la delincuencia no son el camino para vivir una vida buena. La mayoría de los delincuentes terminan asesinados por otros delincuentes”.
Igualmente, exigió respeto a la vida de los no nacidos, indicando: “rechazamos la pena de muerte, y también el aborto provocado, que es un crimen abominable, pues es matar a un niño no nacido, inocente e indefenso, en el vientre de su madre”.
En su predicación también habló de la necesidad e importancia de fortalecer la familia, que se encuentra “muy golpeada” en Venezuela. Para ello pidió seguir el ejemplo de la sagrada familia de Nazaret: “unida, amorosa, cariñosa, estable, unida, religiosa, una familia de un hombre y una mujer, papá y mamá, que se quieran mucho y den buen ejemplo a sus hijos”, detalló el Cardenal Urosa.
Exhortó a la santificación espiritual de estas a través del “Santo Sacramento del Matrimonio, que es la bendición de Dios a la pareja conyugal, para que se amen y respeten, para que vivan felices y tengan la fortaleza para afrontar las dificultades con vivo y profundo amor durante toda la vida”, dijo el Purpurado.
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