La anciana homicida  

 Dorothea Puente fue condenada a cadena perpetua y falleció en prisión a los 82 años de edad
Dorothea Puente fue condenada a cadena perpetua y falleció en prisión a los 82 años de edad

Enterraba a sus víctimas en el jardín

La reputación de Dorothea Puente en la casa de huéspedes ha sido desigual. Algunos inquilinos resintieron su mezquindad y se quejaron de que ella se negó a darles su correo o su dinero, otros la alababan por sus pequeños actos de bondad y por sus generosas comidas caseras

 

Dorothea Helen Puente fue una asesina en serie estadounidense que en la década de los ‘80, cuando ya tenía más de 50 años de edad, abrió una casa de huéspedes en Sacramento, California, donde asilaba a ancianos y desvalidos. Ella cobraba los cheques del Seguro Social de pensionistas de edad avanzada y discapacitados mentales y los que se quejaron fueron asesinados y enterrados en su jardín de flores.

Dorothea Helen Gray nació el 09 de enero de 1929 en Redlands, California, en una familia de recolectores de algodón. En el año 1937 su padre murió de tuberculosis y un año más tarde su madre falleció en un accidente de motocicleta. Fue enviada a un orfanato donde estuvo unos meses hasta que unos parientes de Fresno la recogieron y la llevaron a vivir con ellos.

En 1945, con 16 años, se casó con un soldado llamado Fred McFaul, quien la dejó embarazada en tres ocasiones. La primera hija, nacida en 1946, fue enviada a vivir con unos parientes de Dorothea. La segunda, de 1948, fue dada en adopción y el tercer embarazo finalizó con un aborto involuntario. Fred abandonó a Dorothea a finales de 1948.

Al no tener trabajo, comenzó a falsificar cheques, pero fue sorprendida y condenada a un año de cárcel, del cual cumplió seis meses antes de salir en libertad condicional. Poco después de ser liberada, quedó nuevamente embarazada, en esta ocasión de un hombre al que apenas conocía y al final de la gestación dio a luz a una niña a la que dejó en un orfanato.

Mente criminal

En 1952 se casó con un sujeto de origen sueco llamado Axel Johanson, con quien tendría una turbulenta relación de 14 años. En 1960 fue arrestada por posesión y gestión de un burdel y fue sentenciada a 90 días en la cárcel del condado de Sacramento. Luego de su liberación, fue arrestada de nuevo, esta vez por vagancia y condenada a otros 90 días de prisión. Después de eso, trabajó como ayudante de enfermería en el cuidado de personas con discapacidad y ancianos y también comenzó a gestionar las pensiones del Seguro Social.

En 1966, cuando contaba con 47 años, se divorció de Axel y pocos meses después se casó en Ciudad de México con Roberto Puente, un hombre de 28 años con quien tan sólo estaría casada dos años, a pesar de conservar su apellido el resto de su vida. Tras este divorcio se mudó a Sacramento, donde alquiló una casa de tres pisos en las que siguió atendiendo a gente discapacitada en una suerte de geriátrico no oficial.

Durante 1976 volvió a casarse, esta vez con un hombre alcohólico y violento del que se divorció rápidamente. Nuevamente sola, empezó a falsificar las firmas de sus pacientes para quedarse con su dinero, aunque sus fraudes fueron detectados en poco tiempo y se le levantaron 34 cargos de fraude, pero le permitieron estar en libertad condicional.

Uno de los internos de la casa, denunció a Dorothea acusándola de haberlo drogado y de haberle robado cierta cantidad de dinero. Tras reconocer los cargos que pesaban sobre ella, fue condenada a cinco años de cárcel en agosto de 1982. Durante su estancia en prisión comenzó a cartearse con un hombre llamado Everson Gillmouth, un jubilado de 77 años que la fue a buscar a su salida de la cárcel, en 1985, para irse a vivir con ella.

En noviembre de 1985 contrató a un hombre para que le colocase suelos de madera en toda la casa. También le encargó hacer un cajón para guardar libros viejos, pero en realidad guardó allí el cadáver de Everson, que fue arrojado en un vertedero ilegal a orillas de un río. Dorothea siguió cobrando su pensión hasta que apareció el cuerpo y fue identificado.

La mujer seguía con su negocio y llegó a ser conocida por los trabajadores sociales ya que los liberaba de trabajo, pues también aceptaba en sus casas a drogadictos y a gente violenta con la que ellos tenían que lidiar. Dorothea seguía revisando el correo de sus clientes y cobrando sus pensiones, de las que les sólo les daba una parte.

 

Detenida y acusada

de nueve asesinatos

 

El 11 de noviembre de 1988 la policía fue su casa a preguntarle por un esquizofrénico que había desaparecido y que a veces pasaba temporadas en casa de Dorothea. Mientras se encontraban indagando en la propiedad, descubrieron un montón de tierra que había sido erigido poco tiempo antes. Cuando empezaron a cavar descubrieron un cadáver debajo y al seguir con las excavaciones se descubrieron otros siete cuerpos.

A pesar de todo esto, Dorothea no estaba considerada como sospechosa y tenía libertad para entrar o salir de la casa a su gusto. De hecho, aduciendo que se iba a tomar una taza de té a un local cercano se fugó a Los Ángeles, pero mientras se encontraba en esa ciudad intentó entablar conversación con un anciano y éste la reconoció por la descripción de los periódicos y alertó a las autoridades.

Dorothea fue detenida y acusada de nueve asesinatos. Fue condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional e internada en el correccional de mujeres de California Central, donde estuvo hasta que murió por causas naturales el día 27 de marzo de 2011 a los 82 años de edad.

 

Suicidio que fue en

realidad un asesinato

 

Dada la magnitud del trabajo cuando la pensión estaba llena, Dorothea Puente se asoció con una amiga para repartir las labores. Esta mujer, llamada Ruth Monroe, tenía a su marido ya viviendo en la casa de Dorothea puesto que éste era un enfermo terminal, sin embargo, en mayo de 1982, la que falleció fue Ruth por una sobredosis de codeína y paracetamol. Dorothea comentó a las autoridades que su compañera estaba muy deprimida por la situación de su esposo y al encontrar las sustancias que ocasionaron la muerte en la autopsia, el caso se cerró como un suicidio. La realidad quedó al descubierto después

Edda Pujadas

Twitter: @epujadas

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