La resurrección de Jesús

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  La única y absoluta realidad de que Jesús es el hijo de Dios y vino a redimirnos, Él fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”, Romanos 4:25

 

El término resurrección, del sustantivo latino resurrectĭo, derivado del verbo resurgo (resurrexi, resurrectum 3a declinación): levantarse, alzarse, resurgir, renacer, hace referencia a la acción de resucitar, de dar nuevo ser o nueva vida. Sea considerada un mito, una idea o un hecho, la resurrección constituye un símbolo de la trascendencia, que se relaciona en parte con la creencia, ya presente en pueblos de la antigüedad, en la posibilidad de una vida después de la muerte.

 

Concepción bíblica

 

Que experimentó una evolución lenta a través de la Biblia hebrea, de los libros griegos del Antiguo Testamento, y del Nuevo Testamento, y que continúa presente en el Judaísmo, en el Cristianismo, y en el Islam, no tiene punto de comparación con el ideario antiguo de inmortalidad típico, por ejemplo, de la concepción griega. Entendida en las Sagradas Escrituras primero como rescate del Sheol (en hebreo: שאול), según el Antiguo Testamento o Biblia Hebrea, es el lugar de las almas rebeldes olvidadas (según el judaísmo, antes de la llegada del Mesías), una morada común que constituiría la región de los muertos en pecado, una tierra de sombras habitada por quienes perecieron sin creer en Jesucristo (según el judaísmo mesiánico y el cristianismo). Según el mismo judaísmo, Sheol no se refiere a una sepultura individual del cuerpo físico o a una tumba individual, en algunos casos como retorno a la vida anterior, y luego como continuidad en la vida eterna de toda la persona humana, el vocablo resurrección termina por asumir con el cristianismo su acepción por antonomasia: la resurrección de Jesucristo, resultante de la experiencia de la Pascua, de la cual sigue por extensión la resurrección de los hombres. Este punto, debatido desde las primeras comunidades seguidoras de Jesús de Nazaret hasta nuestros días, es, sin dudas, el centro y piedra angular de la fe cristiana, tal como lo expresó taxativamente Pablo de Tarso a la comunidad griega de Corinto, renuente a creer en la resurrección de los muertos: “Si Cristo no resucitó, vacía es nuestra predicación, vacía es también nuestra fe” (I Corintios 15:14).

¿Qué significa la resurrección de Cristo Jesús?

La única y absoluta realidad de que Jesús es el hijo de Dios y vino a redimirnos, Él fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”, Romanos 4:25. Por causa de nuestros pecados, la humanidad está separada de Dios y es incapaz de tener una relación con Él (Ro. 6:28; Is. 59:2). Las Escrituras dicen que “éramos por naturaleza hijos de ira” (Ef. 2:3), porque hemos quebrantado la ley de Dios. Y por causa de su justicia, Dios tiene que derramar su ira a los que quebrantan su ley. Si no tuviéramos un salvador que nos rescatara de esta situación, no pudiéramos alcanzar la oportunidad de tener una relación con Dios como Él quiere. Justificación significa “prueba de la justicia de alguien”. Cuando Jesús murió en la cruz, Él tomó nuestro castigo para que pudiéramos ser justificados delante del Padre. La resurrección confirma que Dios aceptó el sacrificio de Cristo por nuestros pecados y nos da acceso a una relación con Él.

Se confirma la verdad de las Escrituras

Isaías 53 y el Salmo 16 son algunos de las profecías del Antiguo Testamento cuyo cumplimiento testifica de la vida resucitada de Cristo: “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”, Isaías 53:10-12. “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre”, Salmo 16:10-11.

Y para concluir…

La resurrección es la verdad y la razón de la presencia del hijo de Dios en la tierra, su muerte, con gran martirio, viene a demostrar la alegría de la vida eterna prometida por Dios, su hijo Jesús muere en la cruz y resucita de esa muerte horrible para que todos los seres humanos del mundo nazcan a la vida eterna

Él venció la muerte

La muerte es el enemigo de la humanidad y el castigo justo por los pecados de cada uno de nosotros (Ro. 6:23). El índice de mortalidad siempre será 100%. Ningún monto de esfuerzo, poder, o riquezas podrá ayudarnos a escapar del alcance de la muerte. Ahora, Cristo resucitó porque la muerte no podía retenerlo. No tenemos que temer al castigo que viene después de la muerte: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”, 1 Corintios 15:55-57

 

 

Un Domingo con Salomón

Salomón Benshimol R

sbenshimol@yahoo.com

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