¿Tu suegra de  qué lado está?  

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 A pesar de que los dos estaban contentos con la relación que habían iniciado que tardó en volverse seria, Víctor no sospecharía que tendría que lidiar con una suegra quien le haría pasar algunos malos ratos, entre indirectas, sarcasmos, y hasta fuertes descalificaciones

Aunque la suegra puede ser la mejor aliada de la relación, hasta, muchas veces,  estar de parte, en vez del hijo o de la hija, del yerno o de la nuera; en otras tantas ocasiones, puede transformarse en una enemiga acérrima, tal como la famosa Endora, la mamá de Samantha, suegra de Darwin, de la vieja, pero popular, serie televisiva Hechizada.

Endora siempre fue la piedra en el zapato en el vínculo conyugal de su única hija con su marido Darwin. En un caso similar pero en la vida real, los miembros de la relación son quienes deberán poner límites a la suegra, una vez que se le recuerde que su participación no puede ir más allá de bien aconsejar a la pareja, para evitar que genere tensiones innecesarias en la relación.

Insospechado encuentro con la felicidad

Samantha ya se había resignado a que no conseguiría su media naranja. Lo había intentado pero, con cada intento, había sumado un par de fracasos que la habían hecho dudar de que aquello conocido como felicidad en el amor fuese posible.

Llevaba Samantha una melena hasta los hombros, tenía un cutis terso, y una mirada transparente con la que ponía al descubierto sus pensamientos, como la luz del sol cuando amanece que deja todo a la vista de quien mira. Aunque ya no era una jovencita, tenía mucho por vivir y bastante por ofrecer, así que aún le quedaba el tiempo suficiente para realizar sus sueños, incluso la maternidad.

En un juego del destino, Samantha conoció a Víctor. Apenas intercambiaron unas cuentas palabras, la simpatía se hizo presente y, con ella, la química los asaltó para acercar y motivarlos a pensar en darse una oportunidad, que bien se merecían los dos por las decepciones que habían recibido.

Víctor, también de mirada transparente, con porte de soñador, no tardó en convertirse en la compañía perfecta para Samantha. Y ella tampoco necesitó mucho tiempo para ser la mujer que él había deseado tener y que sólo la habría conocido hasta entonces, cuando ya se había resignado a que la felicidad les llegaba a unos pocos, por lo que sería casi imposible que lo tocara y lo bendijera con una feliz unión.

A pesar de que los dos estaban contentos con la relación que habían iniciado que tardó en volverse seria, Víctor no sospecharía que tendría que lidiar con una suegra quien le haría pasar algunos malos ratos, entre indirectas, sarcasmos, y hasta fuertes descalificaciones que despertarían un gran rencor en él, que jamás había vivido una experiencia similar, ya que, más bien, las madres de sus ex compañeras sentimentales habían sido siempre sus aliadas.

Una visita que saca ronchas

Por esos juegos del destino, rápidamente, Samantha y Víctor se juraron amor eterno. Acto seguido, en un gesto propio de un caballero, le pidió a Sam, como cariñosamente, la llamaba, ir a conocer los padres de ella. Ahí todo iba bien. Eligió la vestimenta que mejor lo representaba para la ocasión y se confió de su buen humor para ganarse a la madre de su novia, sin sospechar que necesitaría mucho más que eso para congraciarse con ella.

La visita en casa de la que sería su suegra le sacó ronchas a Víctor. La mamá de Samantha le hizo un interrogatorio propio de un investigador policial al que pensó que no sobreviviría.

Después de superada aquella experiencia, la futura suegrita de Víctor le daría unas cuantas arremetidas que lo harían desear estar lo más alejado que fuera posible de ella, a pesar de que Samantha le insistía que aquello de los cuestionamientos, dudas y algunas ofensas era pasajero. Sin embargo, el asunto se volvía más complejo y difícil de sobrellevar con cada visita, como también con cada llamada telefónica de la suegrita que no perdía oportunidad de poner a la luz pública cuanto defecto o cosa no le gustara de quien pronto sería su yerno.

Samantha, por otro lado, tenía una buena relación con la mamá de Víctor. Curiosamente, hasta la mamá de Samantha le manifestaba a la suegra de Sam una sincera simpatía que, extrañamente, no le devengaba a Víctor, el más interesado en recibirla.

De esa manera, los meses pasaron y, con el transcurrir del tiempo, la unión de Víctor y Samantha se consolidaba, pero con la presencia de la madre de Samantha, que pasó en convertirse en una amiga inoportuna a una enemiga de cuidado, a la que tendría que ir ganando poco a poco, usando algunas tácticas, como comportarse tal como ella quería, para obtener su confianza y afecto, lo cual no sería fácil en un primer momento ni tampoco en un segundo, tercer ni cuarto intento.

Una suegra de cuidado

Una vez en casa de la suegra, Víctor fue víctima de algunas palabras ofensivas de la madre de Samantha. Con mucho esfuerzo, hasta lograrlo, él trató de contenerse, pero se cercioró de que su ahora esposa Sam escuchara los insidiosos comentarios. Luego, en el hogar de ambos, él le habló a Sam de las embestidas, con la finalidad de que la hija confrontará a la madre para resolver el conflicto, sin involucrarlo directamente a él.

Afortunadamente, Samantha y Víctor vivían aparte. Lejos de la madre de ella. No obstante, decidieron marcar más la distancia, e involucrarla lo menos posible; sólo lo que no podía escapar de su rol de suegra, le consultaban. Sin embargo, lo más trascendente fue que decidieron que aquello no afectará la relación, que cualquier arremetida de la suegrita no influyera para nada en ese amor que se devengaban y que los había unido hasta el presente, mientras sumaban fuerzas para mantenerse juntos por un buen tiempo.

 

Si tu suegra te mira con desconfianza…

 

*** Siempre será mejor no discutir con ella. Si hay un comentario ofensivo, háblalo en privado con tu pareja, para que, luego, él o ella lo converse con su madre, para así evitar involucrarte directamente.

*** Cada quien tiene su rol en la relación. Ese rol tiene límites. Si envuelves a la suegra más de la cuenta, te pasará factura. A veces, respetar los límites y salvar distancias ayuda considerablemente a evitar tragedias.

 

La voz de la mujer

Isabel Rivero De Armas

 

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