La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), viene adelantando interesantes acciones a fin de contribuir con el progreso de las naciones en el ámbito de la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria y la nutrición y la erradicación del hambre. Pero también, este organismo, aboga constantemente por el crecimiento económico de los países en vías de desarrollo
En la búsqueda permanente de ideas y principios que hagan sostenible un modelo de desarrollo social y económico humano, basado en los más sagrados valores de igualdad, Noruega ofrece interesantes indicadores que confirman que este anhelo es posible.
Aunque cada país requiere un plan a su medida, no es menos cierto, que en lo fundamental el modelo noruego abre esperanzas en quienes creemos en los valores del socialismo, pero comprendemos que también es necesario interactuar armónicamente con las fuerzas del mercado, la empresa e inversión privada (nacional e internacional) y la rentabilidad.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), viene adelantando interesantes acciones a fin de contribuir con el progreso de las naciones en el ámbito de la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria y la nutrición y la erradicación del hambre. Pero también, este organismo, aboga constantemente por el crecimiento económico de los países en vías de desarrollo.
“El crecimiento económico no debe estar reñido con la igualdad y con la sostenibilidad ambiental”, señaló durante el panel inaugural del seminario “Caminos hacia la igualdad y el desarrollo: diálogo América Latina – Noruega”, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.
También, Bárcena ha señalado en varias ocasiones que “el único valor aceptable de pobreza es cero”, expresión que reiteró en su más reciente visita a Venezuela, donde se reunió con el presidente de la República, Nicolás Maduro.
Un reto nada fácil. Lograrlo no va a ser posible extrapolando experiencias, pero la intervención en el seminario “Caminos hacia la igualdad y el desarrollo: diálogo América Latina – Noruega” del profesor de la Universidad de Oslo, Karl Ove Moene, dan cuenta que lograr un nivel alto de desarrollo económico no implica un remate de los derechos sociales de la población.
“…la competencia real no consiste en reducir costos, sino en crear espacios de innovación que den lugar a nuevas tecnologías, mercados o formas de organización. Este es el proceso de cambio estructural en el capitalismo”, remarcó Ove Moene. Agregó que “una alta carga fiscal es sostenible cuando existe un sistema de protección social eficiente y que la inversión en educación y en salud aumenta la productividad de los trabajadores”.
No debe ser fácil conciliar bajo un mismo techo lo logrado por Noruega. China cuenta con una de las economías más industrializadas del mundo, sin embargo, aún el bienestar social de su población, está lejos de algunas naciones del primer mundo. Algunos alegan que han logrado avances en materia industrial a costa de los derechos labores de sus trabajadores.
Lo cierto es que, en la práctica, lograr al mismo tiempo las dos cosas, crecimiento económico (expansión e industrialización) y sólidos indicadores sociales, no es soplar y hacer botella. Pero a la luz de los indicadores noruegos esto no parece imposible. La CEPAL ha iniciado un acercamiento con Noruega y el organismo regional también anunció acompañamiento al Gobierno de Venezuela en los temas antes citados. Es pertinente observar algunos de los criterios que utilizó la nación nórdica para unir el agua y el aceite.
Miguel Pérez Abad