Los organizadores de los Juegos Olímpicos de 2020 prometieron los Juegos más innovadores, «sostenibles» y de gestión más impecable hasta la fecha. Pero quedan poco más de cinco años, y empiezan a crecer las dudas de que puedan cumplir uno de esos compromisos.
El Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) y otras organizaciones y personas que apoyan el uso de energía renovable, como Masato Mizuno, el magnate de la equipación deportiva que lideró la candidatura nipona, hicieron el martes una petición formal de que se aceleren los progresos.
Tokio fue nombrada anfitriona de los Juegos de 2020 en septiembre de 2013, y «en este momento no se ha hecho un plan de sostenibilidad, así que esto es una causa de preocupación», dijo Taruyuki Ohno, ex miembro del gobierno de la ciudad y que trabajó en la candidatura.
Un año después de que Londres consiguiera los Juegos de 2012, tenía un plan de sostenibilidad para la conservación de energía, sólidos estándares medioambientales de construcción, procesos éticos para la obtención de suministros y una gestión ecológica de los muchos desperdicios producidos por el evento, entre otros requisitos.
Tokio debe especificar en detalle los estándares que quiere cumplir, dijo Shaun McCarthy, que lideró los esfuerzos en Londres por hacer esas olimpiadas tan sostenibles como fuera posible.
«Lo que se mide, se consigue», dijo McCarthy, que ahora dirige una consultora con sede en Londres, actionsustainability. «Necesitas estándares específicos, y puedes convertirlos en requisitos contractuales para tu cadena de suministros».
«Lo que he visto hasta ahora son algunas declaraciones muy generales. Eso no hace que se cumplan. Tiene que haber una siguiente etapa de ser muy explícito sobre lo que ofrecerá Tokio», señaló. «Eso es algo que debe hacerse con bastante urgencia».
Los Juegos OIímpicos se encuentran en una encrucijada, mientras las ciudades anfitrionas reconsideran los costes y beneficios de celebrar un acto de tal magnitud. Aunque las olimpiadas de Londres fueron un éxito en muchos aspectos, hubo espacio para la mejora, dijo McCarthy en una entrevista.
La edición de Beijing 2008 puso la grandeza por delante de los problemas de sostenibilidad, medioambientales y de otra clase, dejando a su paso estadios vacíos y abandonados.
WWF Japón y la Fundación Japonesa de Energía Renovable instaron al comité a hacer los Juegos de 2020 tan transformadores para la estancada economía japonesa como lo fueron los de 1964 para el ascenso del país como potencia industrial.
«Las olimpiadas no pueden celebrarse sin miramientos por el medio ambiente», dijo Takejiro Sueyoshi, un ex banquero que forma parte del consejo de la Fundación de Energía Renovable.
La decisión de demoler el Estadio Nacional de Tokio de 51 años y sustituirlo por un enorme complejo futurista diseñado por la premiada arquitecta británica-iraquí Zaha Hadid provocó críticas en Japón. La sede de canotaje se trasladará debido a las quejas por sus posibles efectos en los humedales de la bahía de Tokio.
Además, las constructoras japonesas se han visto bajo escrutinio por emplear madera de bosques tropicales malasios como molde para el cemento.
Pero en general, uno de los puntos más fuertes de la candidatura tokiota ha sido su plan de utilizar muchos edificios construidos en una ciudad donde por lo general, el transporte público y otras infraestructuras son de primera clase.
Otras posibles opciones para mejorar el impacto de los juegos podrían ser marcar objetivos de creación de empleo local, requisitos de certificación para obtener materiales de construcción y otros suministros como comida y equipamiento para su uso durante los juegos.
Pero podría ser demasiado tarde para introducir estándares de sostenibilidad muy ambiciosos en la licitación de algunas obras, indicó McCarthy.
«Si intentas hacer esto en retrospectiva, el precio subirá», dijo. «Si lo pones en una situación contractual competitiva desde el primer día, el precio se quedará igual. Simplemente competirán en torno a un nuevo paradigma».AP