«Nunca antes las relaciones de Estados Unidos con América Latina fueron tan buenas», celebró el presidente estadounidense, que este sábado se reunió durante más de una hora con su par cubano, Raúl Castro
Ciudad de Panamá. El presidente Barack Obama dejará una huella imborrable en América Latina, al reafirmar este fin de semana en Panamá el acercamiento de Estados Unidos con Cuba, cerrando una herida que marcó a fuego las relaciones del hemisferio.
Y como si fuera poco, durante la VII Cumbre de las Américas que se celebró en Panamá, Obama también dialogó -aunque brevemente- con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, uno de sus principales adversarios en la región.
«Los cambios de política hacia Cuba marcan un antes y después en el hemisferio (…) El hecho de que el presidente Castro y yo estemos sentados aquí es un hecho histórico», expresó Obama en su discurso.
«Nunca antes las relaciones de Estados Unidos con América Latina fueron tan buenas», celebró el presidente estadounidense, que este sábado se reunió durante más de una hora con su par cubano, Raúl Castro.
Obama ya había sorprendido al mundo al anunciar el 17 de diciembre el proceso de acercamiento con quien fuera su archienemigo histórico, a mediados de su mandato.
«Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina son otras a partir de hoy», celebró Santiago Cantón, director ejecutivo del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos.
«El fantasma de Cuba estuvo presente en todas las reuniones bilaterales y multilaterales entre Estados Unidos y América latina. Ese fantasma ya no está», explicó. Pero «va a depender de América latina y de Estados Unidos no encontrar uno nuevo. Esperemos que Venezuela no lo sea», añadió Cantón a la AFP.
Al menos este sábado, Obama y Maduro dialogaron por primera vez, desde que este último es presidente.
Obama le reiteró que el «interés de Estados Unidos no era amenazar a Venezuela, sino apoyar la democracia, estabilidad y prosperidad en Venezuela», dijo Katherine Vargas, portavoz de la Casa Blanca.
¿El nuevo fantasma?
Fueron pocas las veces que América Latina entera aplaudió una acción de Estados Unidos. La iniciativa para normalizar las relaciones entre Cuba y EEUU fue una de ellas.
Pero esa unidad se rompió cuando Obama declaró a Venezuela como una amenaza para su seguridad nacional e impuso sanciones contra siete funcionarios venezolanos del gobierno de Nicolás Maduro.
Muchos temían que Maduro se convirtiera en el aguafiestas del foro al que por primera vez estaban invitados todos los países de las Américas.
Pero Maduro moderó su retórica habitualmente incendiaria. Incluso -siguiendo el ánimo conciliatorio-, el presidente venezolano invitó «al diálogo» a su par estadounidense, durante las sesiones plenarias.
A cambio, el presidente venezolano exigió a Obama que derogue el decreto «desproporcionado».
Los apoyos a Venezuela
Varios presidentes aprovecharon la cita panameña para lanzar su diatriba contra Estados Unidos y su apoyo a Venezuela.
«Hemos dejado de ser la región obediente, doblegada y sumisa», aseveró el presidente boliviano, Evo Morales.
«Esta es una agresión no sólo contra Venezuela, sino contra toda América Latina», añadió.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa y la argentina, Cristina Fernández, también defendieron a su aliado.
Inmediatamente después del 9 de marzo cuando Estados Unidos anunció la medida contra Venezuela, Maduro salió en busca de apoyos latinoamericanos bajo una premisa bien clara: o se está con Venezuela, o se está con el imperio yanqui. AFP
María Lorente / AFP