La lucha de las fuerzas iraquíes por contener la ofensiva del grupo Estado Islámico sobre Ramadi, la capital de la provincia de Anbar, ha obligado a más de 2.000 familias a huir de sus hogares en el área, afirmó un funcionario iraquí el jueves.
El avance de los extremistas suníes hacia Ramadi, iniciado el miércoles cuando el Estado Islámico capturó tres pueblos suburbanos, es la mayor amenaza para la capital provincial.
Se considera el avance como una contraofensiva de los extremistas después de sufrir un revés este mes cuando las fuerzas iraquíes los desalojaron de Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein.
Sattar Nowruz, del Ministerio de Migración y Desplazados, dijo que las familias que huyeron de Ramadi se encuentran en una situación difícil y que han acampado en los suburbios al sur y el oeste de Bagdad.
Agregó que se les han enviado carpas, alimentos y otros elementos de ayuda. El ministerio evalúa la situación junto con el gobierno provincial “para suministrar mejores servicios y ayuda a las personas desplazadas, que enfrentan condiciones difíciles”, agregó.
El jueves seguían los enfrentamientos esporádicos, según funcionarios de seguridad en Ramadi. El centro de la ciudad está firmemente en manos de las fuerzas del gobierno central de Bagdad, aunque algunos de los suburbios más alejados han caído ante el avance del Estado Islámico, que el año pasado capturó vastas zonas en el oeste y norte de Irak y un tercio de la vecina Siria.
Ese avance relámpago paralizó al gobierno de Bagdad y sumió a Irak en su peor crisis desde el retiro de las fuerzas estadounidenses en 2011.