Las relaciones de España y Venezuela volvieron a enturbiarse el miércoles al convocar ambos Gobiernos a sus respectivos embajadores para presentar sus quejas por los «insultos» contra España del presidente Nicolás Maduro, quien antes había tachado al presidente del Gobierno Mariano Rajoy de «racista».
El desencadenante fue la aprobación de una resolución del Congreso de los Diputados (el Parlamento español) a favor de la liberación «inmediata» del líder opositor venezolano Leopoldo López, del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y de otros políticos de ese país encarcelados por el Gobierno de Maduro, acuerdo pactado por los partidos Popular (PP) y socialista (PSOE) que el gobernante bolivariano criticó y dijo que se prepararía para «dar la batalla» a Madrid.
«Venezuela no se va a dejar agredir por las Cortes de España y mil Cortes que vengan de Madrid, así lo anuncio y estoy preparado para dar la batalla contra Madrid; si nos buscan nos encuentran. Ya nos encontraron pues, se acabó», dijo ayer Maduro, para añadir que no toleraría «abusos, desprecios y racismo» y asegurar que Rajoy tenía «racismo histórico, racismo social».
El Ministerio de Exteriores convocó al embajador venezolano, Mario Isea, y le trasladó el malestar y rechazo de España por las «intolerables» palabras de Maduro.
En un encuentro de apenas cinco minutos el director general de Iberoamérica, Pablo Gómez Olea, trasladó al embajador venezolano que este tipo de declaraciones e insultos «no contribuyen a un mínimo entendimiento entre dos gobiernos que representan a dos pueblos unidos históricamente por estrechos lazos», según informó el Ministerio de Exteriores a través de un comunicado.
El Ejecutivo de Rajoy reiteró que las autoridades españolas «han sido y serán siempre respetuosas de la dignidad de las personas que ocupan cargos de gobierno en Venezuela».
Venezuela responde
Al otro lado del Océano Atlántico y poco después de estas quejas, el Gobierno venezolano llamó este miércoles al embajador de España, Antonio Pérez-Hernández y Torra, y le comunicó que hará una «revisión exhaustiva» de las relaciones bilaterales en protesta por lo que consideró declaraciones «injerencistas» de las autoridades españolas.
La ministra de Exteriores venezolana, Delcy Rodríguez, le presentó en quince minutos además un dossier con las declaraciones realizadas en los últimos seis meses por las autoridades españolas.
«Enviamos un saludo a la comunidad española en Venezuela y a los venezolanos que viven en España, pero no podemos permitir que hasta ministros de asuntos sin importancia vengan a pronunciarse en contra de Venezuela», afirmó la canciller en declaraciones a los periodistas tras la reunión.
Rodríguez dijo que detalló al embajador «una a una» y «día a día» las declaraciones realizadas desde España y que en cada una le señaló «qué principios internacionales violentaba su Gobierno».
«No vamos a admitir intervencionismo e injerencismo de ningún tipo, si hace falta que todos los días repitamos que deben respetarse las normas que rigen el derecho internacional así lo haremos», recalcó.
Medidas de parte y parte
La canciller anunció que «muy pronto hará saber cuáles son las medidas» que el Gobierno venezolano adoptará en esa revisión «exhaustiva» de sus relaciones con España ordenada por el presidente de Venezuela, quien la víspera indicó que serían de carácter político, económico, social, popular, diplomático y mediático.
La canciller insistió en hacer un llamamiento «al Gobierno de España para que respete la soberanía de Venezuela, y respete al Gobierno legítimo y constitucional que eligieron los venezolanos. Y por eso pedimos respeto a su pueblo también».
«Esos guiones imperiales ya no gobiernan ni a Venezuela ni a América Latina y el Caribe. Eso se demostró en la reciente cumbre de las Américas celebrada en Panamá, donde todos los gobiernos se pronunciaron en un solo lenguaje, que es el del respeto a la soberanía», afirmó. EFE