Las víctimas mortales fueron dos extranjeros y tres sudafricanos, entre ellos un niño de 14 años.
Policías fuertemente armados trataron de detener los enfrentamientos mientras los residentes locales salieron a las calles, acusando a los extranjeros de otros países africanos de tomar sus puestos de trabajo.
Sudáfrica tiene una historia de tensiones contra los extranjeros.
En 2008, varias personas fueron asesinadas en ataques a extranjeros en las zonas más pobres de Johannesburgo. La mayoría de las víctimas fueron zimbabuenses que habían huido de la represión y las terribles circunstancias económicas en su país. En ese ataque, la policía arrestó a más de 200 personas por diversos delitos como violación, asesinato, robo y hurto.