En un rincón remoto de la Amazonia venezolana, un grupo de científicos ha descubierto que miembros de una aldea aislada del mundo moderno tienen las colonias más diversas de bacterias jamás detectadas dentro del organismo humano.
El microbioma —los billones de bacterias mayormente beneficiosas que conviven con los humanos— desempeña un papel crítico en el mantenimiento de la salud. El estudio publicado este viernes plantea interrogantes sorprendentes sobre la diversidad microbiana de nuestros antepasados, como si la dieta y el estilo de vida occidentales nos están privando de algunos que nos resultarían beneficiosos.
Lo más asombroso es que este grupo de indígenas yanomami tiene en su organismo genes con la capacidad de resistir el tratamiento con antibióticos, aunque los indígenas probablemente nunca fueron expuestos a medicamentos modernos.
Esta población aislada ofrece «una oportunidad única de atisbar con el microscopio nuestro pasado microbiano», dijo el investigador José Clemente, profesor adjunto de Genética en la Escuela de Medicina Icahn en el Hospital Mount Sinai en Nueva York.
Los resultados refuerzan una teoría de que la disminución en la diversidad microbiana se asocia a enfermedades inmunológicas y metabólicas, como alergias, asma y diabetes, que están aumentando, dijo la autora principal del estudio, M. Gloria Domínguez Bello, del Centro Médico Langone de la New York University.
«El desafío es determinar cuáles son las bacterias importantes cuya función necesitamos para estar saludables», afirmó.
Todo ser humano es portador de un grupo personalizado de microbios que viven en la nariz y la boca, la piel y los intestinos. Este zoológico biológico empieza a formarse en el nacimiento y varía dependiendo de dónde se vive, la dieta, si se ha dado a luz por cesárea o no y, por supuesto, la exposición a los antibióticos.
La mayor parte de lo que los científicos conocen acerca del microbioma humano proviene de estudios sobre estadounidenses, como el Proyecto del Microbioma Humano del gobierno de Estados Unidos, o de europeos. Pero cada vez más los científicos tratan de compararlos con poblaciones no occidentales, en especial las que mantienen estilos de vida tradicionales como los aislados yanomamis.
«Es un estudio fascinante», dijo la Dra. Lita Proctor, de los Institutos Nacionales de Salud, que no participó en la investigación. «Mientras más diverso el microbioma, son mayores las propiedades necesarias para el organismo que aportan esos microbios».
Los yanomamis siguen viviendo como cazadores y recolectores en bosques y montañas en la frontera entre Venezuela y Brasil y como grupo son bastante bien conocidos. Pero la investigación reportada este viernes en la revista Science Advances se basó en una población yanomami anteriormente desconocida en las montañas del sur de Venezuela. Los investigadores dicen que no revelan el nombre del pueblo por motivos de privacidad pero indican que fue visitado por primera vez por una expedición médica venezolana en 2009, que recolectó muestras fecales, histológicas y de saliva de 34 pobladores.
Los científicos compararon el ADN bacterial de los indígenas con muestras de estadounidenses y hallaron que los microbiomas de estos últimos son 40% menos diversos. Los microbiomas de los yanomamis fueron también algo más diversos que las muestras de otras dos poblaciones indígenas con mayor exposición a la cultura occidental: los guahibos de Venezuela y comunidades rurales de Malaui en el sudeste de Africa.
Los yanomamis tenían algunas bacterias únicas con efectos beneficiosos para la salud, como para combatir la formación de cálculos renales, reportaron los expertos. AP