“Mañana es la disculpa falaz de las voluntades moribundas”. José Ingenieros
Schumpeter sostenía que el ciudadano controla con su voto. El sufragio es un arma que tienen los miembros del cuerpo político para premiar o castigar al gobierno. Tomar consciencia de eso es madurar.
Los venezolanos se enamoraron apasionadamente de HCHF y pagaron un enorme costo de oportunidad al entregarle el poder por 14 años. El legado del difunto es un desastre que nos tiene sumidos en la ruina, el descrédito, el desorden, la escasez, la criminalidad y la inflación, el abandono de la soberanía pero, lo peor de muchas felonías que le debemos al de Sabaneta pudiera ser la contaminación de la institucionalidad a la que inoculo de personalismo, corrupción, impunidad e ineficiencia. Otros dirán que dejarnos a Maduro es aún más trágico.
Tuvimos y desaprovechamos la oportunidad de encaminar el país por el sendero del desarrollo y la prosperidad. El dinero del petróleo financiaría la experiencia pero, entre la demagogia del discurso resentido y acomplejado y la traición de la oligarquía mediática se combinó con la antipolítica en mano, para convencer a los criollos de que había que tirarse ese lance. Así llegó y gobernó la mentira, la envidia y la mediocridad. Así se trastornó a Venezuela que era el mejor lugar del mundo para vivir.
¿Y ahora qué? Nos jugamos el porvenir, el futuro, nuestros sueños y aspiraciones. Como bien apuntó Luis Vicente León, el drama ya no es simplemente el colapso del mercado, el empobrecimiento de nosotros como pueblo; la fuga de los cerebros y de los jóvenes mejor formados sino que los mamelucos del castrocomunismo se niegan a admitir y menos aún a revisar el desastre en que nos metieron. La crisis no es sencillamente la depresión económica y la descomposición social es que los que gobiernan no quieren, no pueden o no saben gobernar de otra manera.
¿Entonces? Es menester detenernos a pensar y luego decidir lo que hay que hacer y en tal sentido me permito un par de aseveraciones. Primeramente el que me está leyendo debe por favor evaluar si continuar con esta gente se justifica y a la luz de los resultados obtenidos me atrevo a decir que no!
Paralelamente procede analizar cómo cambiar al gobierno sin acabar lisiando a Venezuela que por cierto, padece una violencia social impresionante. En efecto, tenemos guarismos de criminalidad tan elevados como los de Honduras y México que exhiben cifras que lideran esas tristes estadísticas en el mundo. La democracia, decía Karl Popper, supone el traspaso de mando de unas manos a otras sin derramamiento de sangre y debemos aprovechar las elecciones para elegir la representación a la asamblea nacional que permita establecer un adecuado contrapeso y desde allí además de controlar al gobierno fundar las bases para recortarle el mandato a Maduro y a Diosdado y producir un auténtico boche clavado. Cada venezolano con su voto puede y debe hacerlo.
En la vida de los seres humanos hay momentos en que nos jugamos mucho y, a esos momentos no podemos fallarles. ¡Dios con nosotros!
Nelson Chitty La Roche
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