El graznido de los cuervos se mezcló con gritos de terror mientras la tierra temblaba en la capital nepalí a primera hora de la tarde del domingo con una réplica de magnitud 6,7
Después de una noche de dormir en las calles, los traumatizados nepalíes cremaban a sus muertos el domingo y removían los escombros en busca de desaparecidos, después que un potente terremoto en la zona del Himalaya mató a más de 2.500 personas. Aterrados por las réplicas que remecieron los edificios el domingo, los habitantes de Katmandú salieron corriendo a las calles.
El graznido de los cuervos se mezcló con gritos de terror mientras la tierra temblaba en la capital nepalí a primera hora de la tarde del domingo con una réplica de magnitud 6,7, mientras aviones llenos de suministros, médicos y equipos de ayuda de países vecinos empezaban a llegar al país empobrecido del Himalaya. No se reportaron víctimas del nuevo temblor, pero tuvo un enorme efecto psicológico.
«Las réplicas suceden… la gente no sabe qué esperar», dijo Sanjay Karki, jefe para Nepal de la agencia internacional Mercy Corps. «Todos los espacios abiertos en Katmandú están atestados de gente a la intemperie. Cuando vienen las réplicas no puedes imaginar el pavor. Las mujeres y los niños lloran».
El terremoto del sábado, de magnitud 7,8, sembró el terror en Katmandú, en localidades más pequeñas e incluso en las laderas del monte Everest, donde provocó una avalancha que enterró parte del campamento base, lleno de escaladores extranjeros listos para intentar hacer cumbre en el pico más alto del mundo. Al menos 17 personas fallecieron y otras 61 resultaron heridas.
El temblor con epicentro fuera de Katmandú fue el más grave que haya asolado a esta nación del sur de Asia en más de 80 años. Destruyó por completo los vecindarios más viejos de la ciudad y tuvo tanta potencia que se sintió en el norte de India, además de Bangladesh, la región china del Tíbet y Pakistán.
Para el domingo por la tarde, según las autoridades, habían muerto al menos 2.169 personas en Nepal, 61 en India y algunas en otros países vecinos. En Katmandú se registraron 721 muertos y en todo el país hubo más de 5.000 heridos. Sin embargo, las tareas de búsqueda y rescate distaban de haber finalizado y se cree que las cifras definitivas alcanzarán alturas por ahora imprevisibles.
Sin embargo, fuera de los vecindarios más viejos, muchos en Katmandú estaban sorprendidos por el escaso número de estructuras que se derrumbaron por el terremoto, en esta ciudad donde la mayoría de los edificios son pequeños y mal construidos. Aunque operarios de emergencias alertaron de que muchas construcciones podrían sufrir daños estructurales, estuvo claro también que el número de muertos habría sido mayor si hubiesen caído más.
Los socorristas alertaron también que la situación podría ser mucho peor cerca del epicentro, que el Instituto Geológico de Estados Unidos situó cerca de Lamjung, a unos 80 kilómetros (50 millas) al noroeste de la capital, en el distrito de Gorkha.
Las carreteras hacia esas zonas estaban bloqueadas por deslaves, frenando la llegada de equipos de rescatistas, dijo el máximo responsable del distrito, Prakash Subedi. Los equipos subían a pie por senderos de montaña para llegar a aldeas remotas y se desplegarán helicópteros, agregó vía telefónica.
El socorrista Matt Darvas dijo en un comunicado de su grupo, World Vision, que escuchó que muchas aldeas de montaña cerca del epicentro podrían haber quedado enterradas bajo los aludes de piedras.
Las localidades próximas al epicentro «están literalmente encaramadas en las laderas de las montañas y están hechas solo de piedra», dijo Darvas. «Muchos de estos pueblo solo son accesibles con todoterrenos y luego a pie, con algunos de ellos a horas e incluso a días enteros de caminata desde las principales carreteras en el mejor de los casos».
«Es probable que el helicóptero sea la única vía para acceder a esos pueblos remotos», señaló.
AP