El caníbal de Seúl

Su odio lo llevó a matar a prostitutas y a personas adineradas
Su odio lo llevó a matar a prostitutas y a personas adineradas

En la medicina popular de Corea existe la creencia de que el hígado es símbolo de valentía y vigor. Yoo Young no desconocía este dogma y fue por esto que, cuando se le preguntó por qué devoró los hígados de cuatro de sus víctimas, respondió con frialdad: “Eso hizo refrescar mi mente y mi cuerpo”

«Las mujeres no deben ser putas y los ricos deberían saber lo que han hecho». Con estas palabras, Yoo Young-Chul explicó frente a las cámaras de televisión las razones que lo llevaron a asesinar a 21 personas entre septiembre del 2003 y julio del 2004 en Seúl, capital de Corea del Sur.

Yoo Young-chul fue el asesino en serie más prolifero de Seúl que además practicó canibalismo y se dedicó a quitarle la vida a prostitutas y personas adineradas. Albergaba un profundo odio a las mujeres y a los ricos desde que le abandonó su esposa en el 2002. Mientras se hallaba en prisión por robo afirmó que había pensado en matar a su exmujer pero desechó la idea en consideración al hijo de 11 años de ambos.

A cambio, optó por matar prostitutas y personas de los mejores barrios de Seúl porque atribuía su baja condición y su mala suerte a la gente adinerada. Una vez que sometía a sus víctimas, las golpeaba con un martillo y después troceaba los cadáveres con hachas, cuchillos y tijeras. Comió varios órganos internos de los occisos y se deshacía de los cuerpos mutilados enterrándolos en las afueras de Seúl.

Castigaba a las prostitutas  y a los ricos

Yoo Young-Chul nació un 18 de abril de 1970 en una familia de clase obrera en el pueblo de Waha en Corea del Sur. Poco después del nacimiento, sus padres se separaron y Yoo fue a vivir con su abuela y luego se mudó a Seúl con su papá, quien había montado un local de cómics. Allí vivió en precarias condiciones junto a sus hermanos y su madrastra, una violenta mujer. Se fue a vivir su mamá, pero la miseria era extrema.

Ya en casa de su madre, Yoo fue enviado a la Escuela Primaria Gongdeok. Fue un estudiante responsable y un chico que colaboraba en casa, sin embargo, vivían en tal pobreza empezó a sentir resentimientos hacía las personas adineradas. Tras la muerte de su padre en un accidente de tránsito, Yoo, focalizó sus energías en el estudio hasta convertirse en uno de los mejores estudiantes de la clase, además de ser un excelente dibujante de comics y un apasionado por la música.

Las cosas parecían estar bien para Yoo, aunque su pobreza lo seguía marcando y una muestra de eso eran los desmayos que le daban en atletismo por la poca energía que tenía a causa de lo mal que se alimentaba. En 1988 cometió su primer delito: se robó una grabadora, por lo que fue detenido.

En la navidad de 1991 conoció a quien sería su esposa. Se casaron, pero Yoo volvió a la cárcel por robo en varias ocasiones y en 1995 estuvo en tratamiento psiquiátrico, sin embargo, en el 2000 fue atrapado por violar a una quinceañera, lo cual no sólo lo llevó de nuevo a la cárcel, si no que también hizo que su esposa la abandonara.

Resentimiento social

Esta vez Yoo la estaba pasando muy mal en la cárcel, ya que además del divorcio, tenía prohibidas las visitas de su hijo. Empezó a leer un libro sobre los crímenes de Jeong Du-Young, un asesino en serie que acabó con nueve personas. Tras esta lectura, se había fortalecido y el sentimiento de que en la sociedad coreana los ricos eran los grandes culpables de la miseria de los pobres y por tanto de la miseria en la que él había crecido.

Yoo consideraba que debía hacerles pagar con sangre a los ricos, pero como nunca había asesinado, debía practicar con perros y al salir de prisión (en septiembre del 2003), comenzó a matar perros callejeros.

Y comenzó a matar

El 24 de septiembre del 2003, Yoo inició su campaña contra los ricos matando a martillazos en la cabeza al profesor Lee de 72 años y a su esposa de 68 años. Yoo siguió asesinando ancianos adinerados hasta el 18 de noviembre, cuando una vez más asesinó a martillados a dos adultos de avanzada edad, pero en la casa había un bebe al cual no le había hecho daño, hasta que, tratando de abrir la caja fuerte de la vivienda, se cortó y por miedo ha ser descubierto por las muestras de sangre, decidió incendiar el lugar, dejando al infante morir calcinado.

Tras este crimen, Yoo dejó de asesinar por cierto tiempo en el cual, con una placa falsa de policía, se dedicó a extorsionar a proxenetas y a prostitutas. Conoció entonces a una dama de la noche de la que se enamoró, pero ella lo rechazó y él cambió el odio que sentía por los ricos por odio a las trabajadoras sexuales.

Fue así que, el 06 de febrero del 2004, asesinó a la primera prostituta de cinco puñaladas en el pecho. El 15 de julio de ese año fue detenidos] por golpear a una mujer en el baño de un motel, pero logró escapar fingiendo un ataque de epilepsia, en medio del cual generó tal confusión en la estación policial que huyó aun con las esposas.

Sin embargo, al día siguiente fue recapturado, gracias a un plan forjado entre la policía y algunos proxenetas locales que habían sido extorsionados por el sujeto. Aquello fue posible gracias a que Yoo había tenido el descuido de llamar a más de una víctima con el mismo número de celular. Ya en la estación de policía, confesó sus atroces crímenes.

Después de un juicio minado de controversias y con una fuerte exposición en los medios de comunicación social, Yoo Young-Chul fue sentenciado a muerte en el 2005, pero aún no ha sido ejecutado.

Se arrepintió

Yoo Young-Chul, tras oír su sentencia a muerte, no se dejó llevar por la cólera, sino que, con reflexiva actitud, profirió las siguientes palabras: “Mis acciones no pueden justificarse. Si viviésemos en una sociedad donde las personas como yo pudiesen vivir una buena vida, no habría otro Yoo Young-Chul. Estoy agradecido por la solicitud de pena de muerte de los fiscales. Estaré arrepentido de lo que he hecho hasta que muera”

Edda Pujadas / Twitter: @epujadas

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