Esta madre de 40 años se encontraba en casa el sábado cuando ocurrió el mortal terremoto de magnitud 7,8 que derribó por completo el edificio de 5 pisos sobre su apartamento de la planta baja.
Tras el desastre, el cual dejó al menos unos 4.500 muertos en Nepal, Sitoula permaneció 36 horas atrapada en una habitación en la planta baja antes de ser liberada por un equipo indio de rescate.
Sorprendentemente, ella resultó ilesa, aparentemente protegida por una viga.
Sitoula, quien habló con CNN a través de un intérprete, dice que ella en ningún momento perdió la esperanza de sobrevivir mientras se encontraba atrapada entre los escombros.
«Escuché que las personas hacían ruido afuera, así que pensé que sería rescatada», dijo, mientras ella y su familia estaban en un albergue en las instalaciones de una escuela cercana. «Me sentía segura de que todos estaban afuera y que yo sería rescatada».
¿Qué hizo durante 36 horas? «Solo permanecí acostada», dice. «No tenía espacio para moverme».
El esposo de Sitoula, Mahedra, un carnicero, dijo que él pidió ayuda horas después del terremoto, ya que podía oír sus gritos en los escombros del edificio que se había venido abajo.
«Estaba completamente seguro de que ella estaba ahí», dijo. «En ningún momento dejé de llamarla. Y además, desde abajo, ella hacía ruidos y yo la podía escuchar».
Pasaron 18 horas antes de que llegara la ayuda necesaria, dijo. Y pasaron otras 18 horas para liberarla.
«Yo le pedía ayuda a las personas. A la policía de tránsito, a quien pudiera encontrar. Lo que pasó fue que no habían herramientas para atravesar los escombros de metal».
Finalmente, un equipo de rescate de la India tenía el equipamiento necesario, dijo.
A lo largo de la terrible experiencia, él nunca perdió la esperanza, y dice: «Estaba seguro de que mi esposa estaba sana y salva».
Solo le preocupaba cómo le iría durante el intento por liberarla.
El inspector Karam Singh de la Autoridad Nacional de Manejo de Desastres de la India estaba supervisando los esfuerzos de búsqueda y rescate en lo que solía ser el hogar de los Sitoula el martes; se trataba de un edificio de color rosado encendido, del cual solo quedaban dos niveles, y del que toda una pared había caído para revelar su interior de color morado.
Él describió los esfuerzos de rescate como un trabajo agotador físicamente —»cortar, empujar y halar»— pero extremadamente gratificante en el caso de Sitoula.
«Ella estaba feliz, muy feliz. No dejaba de elogiarnos», dijo. Nosotros dijimos que era bueno que hubiera una sobreviviente».
Singh dijo que los trabajadores han recuperado un cuerpo del edificio, y añadió que creía que de ocho a diez permanecían atrapados en el interior.
Pero debido a que un equipo francés de perros rastreadores completó una búsqueda en las ruinas sin encontrar señales prometedoras, y luego de una búsqueda con un sensor llevada a cabo anteriormente que tampoco mostró señales de vida, Singh dijo que «no había probabilidades» de encontrar sobrevivientes.
Mientras una excavadora trabajaba para limpiar los escombros de su antiguo hogar, Situola estuvo de acuerdo: dos días después de su rescate, ella dice que es muy poco probable que hubiera otros tan afortunados como ella, que aún estuvieran vivos debajo de los escombros.
El pronóstico es igualmente funesto en el barrio Gangabhu de Katmandú, donde los equipos de búsqueda están enfocando sus esfuerzos en un grupo de casas de huéspedes de seis pisos que han sido derrumbadas.
Un cuidador de un equipo de perros de búsqueda de Japón baja por las ruinas con una expresión severa. «Lo siento. No resultó», le dice a los oficiales de policía nepalesa involucrados en los esfuerzos de búsqueda y recuperación.
El oficial Tejush Swarnakar, de la policía armada nepalesa, dice que los oficiales creen que unas 50 personas podrían estar atrapadas en los escombros. Cuatro cuerpos han sido recuperados, pero el lunes, hubo una singular historia de supervivencia.
Miembros del GEA, un equipo voluntario de búsqueda y rescate turco, sacaron a John Keisi, de 21 años de edad, de los escombros luego de un esfuerzo de 13 horas.
Los colegas de Swarnakar también fueron desviados a la acción que estaba ocurriendo cerca, cuando docenas de manifestantes bloquearon una ajetreada vía pública mientras gritaban: «Abajo el gobierno».
Específicamente, existen quejas en relación a que el gobierno no está haciendo lo suficiente como para prevenir el aumento en los precios del transporte tras el terremoto.
La ventana de un autobús está rota y se dan breves enfrentamientos cuando la policía se mueve para despejar a la multitud utilizando escudos y largas batutas.
A una corta distancia, por las orillas del río Bishnumati, los residentes se posan peligrosamente sobre el techo inclinado de un edificio que se ha derrumbado en un intento por salvar lo que puedan. Al lado, se presenta un espectáculo sorprendente: una cuerda de sábanas con nudos cuelga desde una ventana del tercer piso.
El vecino Aakash Karki, de 19 años, dice que siete personas escaparon utilizando la soga.
Mientras el sol comienza ponerse, la gente se reúne en Sitapali, un barrio de Katmandú, para vigilar el trabajo de un gran grupo de equipos de rescate y recuperación.
Aquí es donde los miembros del GEA hicieron el primero de sus dos rescates en Nepal a las 3 a.m., al sacar a Bikram Chepang, de 22 años, de los escombros de 11 edificios que habían colapsado.
Ahora, de vuelta en el sitio, hay pocas esperanzas de que un tercero, y sorprendente, rescate pueda estar escrito. Un perro de búsqueda que revisa los escombros ha dado indicios de que podría haber detectado vida.
Los voluntarios continúan su búsqueda, pero concluyen que el perro se había equivocado. No creen que haya nadie con vida adentro.