Para Alejandro Sanz, la vida es «todo o nada», así que, cuando empezó a pintar y esta pasión derivó en pulsión, de su casa desaparecieron las guitarras y los equipos de sonido, hasta que llegó un día incluso en el que tuvo que tomar una decisión difícil: el pincel o la música.
«Tuve que elegir entre la pintura y la música. A mí no me van las cosas a medias. Yo me colgaba de unas cuerdas ante un lienzo como una pared y me estrellaba contra él con mis pinturas», reveló el músico durante una entrevista con Efe a la pregunta de cuándo se ha sentido él un «Zombie a la intemperie», título de su último sencillo.