La inseguridad y la desigualdad son dos de los principales factores que inquietan a los jóvenes latinoamericanos en la actualidad, según analizaron hoy varios expertos en un acto celebrado en la Casa de América, en Madrid.
“La desigualdad es la marca registrada de Latinoamérica”, dijo Paulo Speller, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, quien aseguró, no obstante, que en los últimos años se está viviendo en la región “un proceso de crecimiento impresionante” en materia educativa.
En el marco del Foro Latinoamérica Global, que se celebra esta semana en la Casa de América en Madrid y que cuenta con el apoyo del Foro Económico Mundial, se celebró hoy un debate centrado la situación de los jóvenes en América Latina y los desafíos que enfrentan.
Alejo Ramírez, secretario general de la Organización Iberoamericana de Juventud, situó “la violencia e inseguridad” como el principal foco de preocupación de los jóvenes latinoamericanos y resaltó la desigualdad que existe “no sólo en el desarrollo sino en la inversión social” en los países de la zona.
Los ciudadanos entre 15 y 29 años representan cerca de un 25% de la población de la región y “sólo se les destina el 10% de la inversión social”, que alcanzó casi el 23% del PIB en 2014, explicó Ramírez citando un informe de ese año.
“América Latina es la región más joven del mundo” y los jóvenes “son optimistas, creen en la integración regional y son muy críticos con la educación”, añadió Ramírez.
Varios oradores coincidieron en la necesidad de mejorar la educación y garantizar a los estudiantes el acceso a las tecnologías digitales de la comunicación para evitar la brecha digital y el desempleo y favorecer una mayor integración laboral futura.
Alejandra Espinoza, joven activista nicaragüense de movimientos juveniles en Latinoamérica y quien participó en el encuentro, considera que “la democracia está amenazada” en países como Venezuela o Nicaragua y existen “viejos fantasmas de las dictaduras” que se están manifestando en su generación.
Ante esto y para generar un cambio, la activista propuso tanto una buena organización de los grupos juveniles como “una transformación ética individual”.
Destacó también la importancia de que estos movimientos pongan “nuevas reglas de juego” y mantengan la “filosofía de resistencia no violenta” como la llevada hasta el momento en la mayoría de los casos.
Espinoza denunció la ausencia de “libertad de expresión” que se refleja en países como Nicaragua o Venezuela en “los cortes de Internet” y “la vigilancia en el uso de las comunicaciones”.
Criticó, asimismo, la falta de respuesta por parte de los gobiernos ante casos como la censura a los salvadoreños o los asesinatos de estudiantes mexicanos. EFE