Exigen la incorporación de puntos de control en las entradas al campus, así como la creación de mesas de trabajo entre el Gobierno y las autoridades universitarias para buscar una solución a la problemática
Un grupo de estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) cerraron varios accesos de la casa de estudios la mañana de ayer en rechazo a la reinante inseguridad que denuncian se vive al interior de la casa de estudios, que la noche del pasado miércoles se cobró la vida de Jhoan Medina Vargas, de 24 años de edad, de múltiples impactos de bala en la conocida como “tierra de nadie”.
“Hasta donde se ha podido saber, al joven, que no pertenece a la comunidad universitaria, era perseguido, según dijeron los testigos que estaban cerca del lugar de los hechos, se escucharon cinco disparos, tres de los cuales impactaron contra la víctima”, dijo Hilda Rubí González, secretaria general de la Federación de Centros de Universidades (FCU) de la UCV. “Esta es otra muestra más que la inseguridad se a adueñado de la Universidad Central ante las miradas cómplices del Gobierno Nacional, que no ha hecho nada, ni ha respetado sus acuerdos, para resolver esta crisis que afecta a más de 20 mil personas que hacen vida en la Universidad Central”.
Por tal motivo, le hicieron un llamado a las autoridades para que se inicien mesas de trabajo con las autoridades universitarias y colocar puntos de control en las entradas de la casa de estudios.
Una comisión compuesta por oficiales de la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional y la Defensoría del Pueblo se comprometieron a atender los reclamos de los estudiantes.
El director de Policaracas, Eduardo Serrano, anunció que se instalarán cinco puntos policiales a las afueras de la UCV.
Testigos del malandraje
“En más de una ocasión hemos hecho llamados y protestas por esta misma situación de inseguridad: todos los días se viven atracos, robos y hurtos”, sentenció Sairam Rivas, dirigente estudiantil de la UCV. “El problema es tan grave que los malandros, a punta de pistola, se han metido a los salones para desvalijar a los estudiantes”.
Asimismo, agregó que la situación ha llegado al punto que ha afectado el devenir de las actividades académicas de la Universidad. “Se supone que hay clases que deberían terminar a las 10 de la noche, pero ahora, los profesores y estudiantes se van, a más tardar, a las 8, con miedo que les pueda pasar algo. No hay universidad que funcione así”.
“Hace una semana que se llevaron una motocicleta perteneciente al personal de seguridad de la Universidad, que sea de paso no tienen ni el equipo ni el presupuesto necesario para cumplir sus funciones”, explicó González, quien agregó que al interior de la UCV se presentan al menos 10 atracos diarios. “Lo mismo pasa con los profesores y estudiantes, que se la pasan preocupados que les roben sus carros”.
Luís Guillermo Valera
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