El director del Centro Wiessenthal para Latinoamérica, Sergio Widder, indicó que las declaraciones antisemitas más graves en la región son las de altos dirigentes venezolanos donde “el antisemitismo es promovido desde el propio Estado y basta con ver que la comunidad judía es ahora menos de la mitad de lo que llegó a ser“.
Aseveró que la retórica de algunos dirigentes latinoamericanos, entre ellos varios del grupo ALBA, genera gran preocupación entre líderes judíos de América Latina por incurrir muchas veces en lo que consideran un notorio antisemitismo.
“Desafortunadamente el antisemitismo está en un momento de exteriorización y de crecimiento bastante preocupante y, en América Latina, la tendencia es que se profundiza promovido por Irán especialmente a través de sus socios del ALBA”, advierte este líder judío, que asiste en Jerusalén al V Foro Global de Lucha contra el Antisemitismo.
Widder, de 47 años y que ayudó en las extradiciones de criminales de guerra nazis como Erich Priebke y Dinco Sakic, mencionó los casos de los dirigentes de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Cuba y Ecuador como focos de una “retórica muy agresiva” y asegura que en algunos casos acaba traduciéndose en violencia física.
Recuerda unas declaraciones del presidente boliviano, Evo Morales, durante la última guerra en Gaza, en la que murieron más de 2.100 palestinos y 73 israelíes, con las que criticaba severamente a Israel.
“Una de las consecuencias -y esto nunca se había producido antes- fue un ataque con explosivos al cementerio judío de Cochabamba (Bolivia), donde vive una comunidad judía de menos de cien personas”, sostiene.
Para Widder, que codirigirá el jueves en un grupo de trabajo sobre el antisemitismo en América Latina, “existe un vínculo entre este discurso, que no pasa por una critica a cualquier Gobierno sino que cuestiona la misma legitimidad del Estado de Israel, y la violencia física contra comunidades judías”.
La fina línea entre la crítica legítima al Estado de Israel por sus políticas hacia los palestinos y el antisemitismo es uno de los asuntos centrales de este foro, en el que toman parte delegaciones de 51 países.
“Hoy el Estado de Israel es uno de los elementos centrales de la identidad contemporánea judía y es la concreción de la aspiración a un Estado. Cuando todos los pueblos de la tierra tienen derecho a la autodeterminación pero sólo uno de ellos parece que puede ser privado de ese derecho… todo eso me suena parecido al discurso antisemita clásico”, considera.
El Centro Wiessenthal, en el que Widder comenzó a trabajar en 1992, fue creado en Los Ángeles (EEUU) en 1977 como una ONG judía de derechos humanos, dedicada a enfrentar el antisemitismo, el odio y el terrorismo, y entre sus postulados fundacionales se encuentran la enseñanza del Holocausto a generaciones venideras y la defensa del pueblo judío y de la legitimidad de Israel.
“El antisemitismo que se disfraza de antisionismo no tiene nada que ver con las críticas (legítimas) a las políticas del Gobierno en Israel y ese tipo de lenguaje como el que sionismo es una perversión del judaísmo son antisemitismo”, sentencia.
En su Argentina natal encuentra preocupantes recientes hechos y declaraciones políticas, entre ellos algunos polémicos mensajes a los que “la presidenta de la República (Cristina Fernández de Kirchner) ha dado difusión a través de Twitter”.
“Vemos con mucha preocupación que hay algún esfuerzo por vincular a los poseedores de bonos de deuda -los llamados “fondos buitre”- con una ruta de dinero que conduce al fiscal muerto (Alberto) Nisman y a dirigentes judíos (…) una suerte de nueva conspiración atribuida a los judíos contra la nación”, explica al compararlo con la teoría conspiratoria del “Plan Andinia”, versión local de los Protocolos de los Sabios de Sión difundida en 1971.
Como solución al fenómeno del antisemitismo Widder apela a la gente de buena voluntad (“hay mucha”) y a establecer coaliciones con todo tipo de grupos que trabajan en la tolerancia y el diálogo.
En esa función destaca el papel de Francisco, “no desde que es papa sino desde que era el cardenal Bergoglio”.
“Él ya tenía una trayectoria de tender la mano de dialogar, de lo que llamamos siempre la cultura del encuentro y su elección como papa es para Argentina, Latinoamérica y las Américas toda una revolución porque su mensaje excede la lucha contra el antisemitismo y promueve el entendimiento como salida positiva a cualquier conflicto”, concluye. EFE