La Palabra de Dios
La semana pasada hablamos de las causas que originan la ira de Dios y como evitarla.
Sin embargo, es necesario que entendamos que nuestro Padre Santo no puede pasar por alto nuestra desobediencia y por ello, la Biblia nos habla también del castigo divino.
En el libro de Éxodo, capítulo 32, versículos 33 al 35, podemos leer: “Y Jehová respondió a Moisés: al que pecare contra mí, a este borraré de mi libro. Ve pues ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho, he aquí mi ángel irá contigo, pero en el día del castigo yo castigaré en ellos su pecado. Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro de oro”.
Dios es bondadoso y nos perdona, pero no podemos escapar de las consecuencias de nuestra desobediencia, ya que la santidad de Dios no puede tolerar ningún tipo de pecado.
En Isaías, capítulo 13, versículo 11, el Señor nos dice: “Y castigaré al mundo pos su maldad y a los impíos por su iniquidad y haré que cese la arrogancia de los soberbios y abatiré la altivez de los fuertes”.
Por mucho poder, dinero, posición social, belleza o influencias que tenga el ser humano, no le da derecho a sentirse superior a Dios ni a las demás personas y mucho menos a desobedecer al Señor y a actuar en contra del prójimo, ya que Él evaluará a cada uno por su comportamiento.
“Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque y consumiré todo lo que esté alrededor de él”, dice el Señor en el versículo 14 del capítulo 21 del libro de Jeremías.
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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