Se vestían con ropa cara pero de apariencia barata, bluyinses rotos, que aún usan las sifrinas para dejar pronosticar su bronceado
A finales de los años 60 se puso de moda en las clases sifrinas y fariseas ser hippie y rebelde. Proliferaron los afiches del Che aunque no se supiera quién era, porque lo único que importaba era que papi y mami se ponían furiosos.
Se reunían en un local nice llamado The Drug Store, con la correspondiente ambigüedad de la palabra drug. Estaba sito en el Centro Comercial Chacaíto, que era el mall de moda.
Eran nuevopobres, se vestían con ropa cara pero de apariencia barata, bluyinses rotos, que aún usan las sifrinas para dejar pronosticar su bronceado.
Andaban en rústicos, entonces sin aire acondicionado, pero era chic rodar en unos jeeps que llamaban Renegados, aunque era chimbo que dejaron de salir de color amarillo pollito. Las chicas se embojotaban en unos batolones floreados, afectando un andar negligente que creían seductor. Pedían limosna, créeme.
Pasó de moda cuando recordaron sus intereses de clase y ahora son más pitiyanquis que la mami y el papi que rabiaban con el Che. Ciclos de la vida. Sobre todo cuando no se tienen ni inteligencia ni valentía para profesar ideas propias. Es más fácil dejarse llevar, ¿verdad? Además, es chic ser de derecha.
Pero lo chic migra, la contra sifrina acaba de hacer el tesonero hallazgo de que Cuba es nice desde que Obama anunció la reanudación de relaciones diplomáticas. Mañana Ismael Cala les dice los CDI son nice y verás las camionetotas cabe esos centros de salud. Ya las hay. No tienen autonomía. Ni autoestima.
Se volvió a poner de moda el nuevopobrismo. María Corina se quiere infiltrar en las colas con su blusita nívea de mangas tres cuartos y sus jeans “de marca”, aunque la abucheen. No innovan.
Ludovico Silva decía que la ideología se veía más en los cigarrillos de marca cara de la dirigencia sindicalera ante la patronal y la marca barata ante la clase obrera. Acción Democrática era maestra en simular pobreza. No lo logró más después de Chávez, que hasta eso les echó a perder.
Por eso lo odian. Nicolás Maduro no tiene que simular que es autobusero como debe hacer Capriles con su Autobús del Progreso.
Es gente precaria. No sabe ser ni hipócrita, con lo fácil que es.
Roberto Hernández Montoya
aporrea.org