Hoy la lucha por la recuperación de la salud pública parece estar constreñida a espacios reducidos de las luchas de sindicatos con conciencia de clase, organizaciones de avanzada y algunas instituciones que por motivación propia han arriado esa bandera de resistencia y de lucha
En Venezuela ocurre lo más inverosímil. Nos hemos declarado socialista, antimperialista y chavista. Actuamos en vía contraria, favorecemos el gran capital transnacional y en contra de la salud del pueblo en su mayoría. Eso es así en la práctica.
La lucha por la salud del pueblo se emprende de manera abierta, suficientemente sustentada y con argumentos prácticos desde la llegada del Médico Gilberto Rodríguez Ochoa (GRO) a la dirección del ministerio de la Salud. La práctica de Rodríguez Ochoa sustentada en la implantación de un modelo de gestión favoreciendo la promoción de la salud, la propuesta de un tabulador para el pago del personal asistencial favoreciendo la dedicación exclusiva en el sector público, la lucha contra los hábitos de consumo perversos para la salud en la sociedad venezolana y en contra de los negociados del sector salud con las grandes transnacionales así como con las mafias sindicaleras de acción democrática y COPEI (que por cierto hoy hacen negocios en la Mesa de la Unidad), fueron entre otros, hechos significativos de la gestión de este venezolano, que no construyó y que no negocio con consorcios internacionales. Pero además, GRO lucho por un sector salud que invirtiese en la formación y no a favor de la medicalización de la población venezolana.
Esa lucha parece haber quedado en el olvido y peor aún, resultar contraria a los intereses de los nuevos dirigentes del sector. Con la muerte de GRO y la del Comandante Chávez, lo sucedido en el sector salud es cada vez más doloroso para los venezolanos. Hoy se ha incrementado la lucha de los sindicatos (oficialistas o no) por el incremento de las coberturas de las pólizas de seguros en las discusiones de los contratos colectivos, la lucha de los administradores de las instituciones por garantizar el recurso de las pólizas de seguros así como, la discrecionalidad en el manejo de estos recursos y el papel mayor de las empresas privadas en el lobby por contratos de administración de pólizas, en la construcción, equipamientos y suministro de medicamentos.
Hoy volvemos a encontrarnos con este negocio que es la salud del venezolano, amparada en buena medida por quienes dicen seguir el legado del Comandante Chávez y las enseñanzas del maestro GRO. Algunos ejemplos;
27 millardos de bs. transferidos para el pago de las pólizas de seguros en el presupuesto nacional para atender en el sector privado a unos 7 millones de personas
27 millardos de bs es el presupuesto ley 2015 del Ministerio de la Salud que atienden 30 millones de personas.
3.200 millones de $ entregados (a 6,30 bs. por dólar) a las empresas del campo farmacéutico transnacional.
12 millardos de bs. aproximadamente resultaría la ganancia de las empresas de salud llamadas clínicas y hospitales privados.
8 millardos de bs para el sector financiero por la intermediación.
Qué hacer al respecto cuando observamos la alta medicalización de la población venezolana promovida por los dirigentes de la salud, favoreciendo a las mafias transnacionales del medicamento; el negociado del mismo sector privado obteniendo recursos subsidiados por la República para no entregar los productos convenidos; florecimiento del sector empresarial de la prestación de la salud en desmedro del avance de la política pública en salud emprendida por GRO y el Comandante Chávez; la promoción de hábitos de consumo y de vida entre la población que no favorecen la salud muy por el contrario, exacerban el modelo de consumo capitalista.
Hoy la lucha por la recuperación de la salud pública parece estar constreñida a espacios reducidos de las luchas de sindicatos con conciencia de clase, organizaciones de avanzada y algunas instituciones que por motivación propia han arriado esa bandera de resistencia y de lucha. Esperemos esto pueda extenderse y convertirse en política pública, nuevamente.
William Hernández | Aporrea.org