Quienes le apostamos a estas primarias hemos luchado contra el pesimismo y la descalificación que están dentro de casa, como si los ataques externos fueran pocos
El día siguiente a la celebración de las más recientes elecciones primarias de la Mesa de la Unidad Democrática, quienes hemos metido el hombro a la ruta electoral para cambiar el rumbo de Venezuela, amanecimos con un buen sabor.
Los que perseveramos en esta propuesta de país, hemos recibido ataques desde las más diversas direcciones. No solo provenientes de nuestros naturales adversarios políticos, sino incluso de quienes se encuentran en nuestra misma acera pero no comparten nuestra metodología.
Vale la pena comentar en este momento, que el presidente de la comisión técnica de la MUD, José Luis Cartaya, dijo que se registró un total de 543.793 personas que acudieron a votar, lo que supone un 7,4 por ciento de los electores.
Superar el medio millón de votantes, es sin duda una victoria para quienes tienen visión larga en la política y saben hilar fino en tan voluble mundo.
No es momento de justificaciones, porque estas suelen ofrecerse tras un fracaso y estamos hablando de una victoria. Pero es necesario subrayar el escaso nivel de participación que habitualmente presentan las elecciones primarias en cualquier lugar del mundo.
Y esto se refiere incluso a las elecciones internas que en su momento ha celebrado el partido de gobierno, las cuales han arrojado resultados de participación muy inferiores al padrón electoral que ellos mismos reivindican.
En el lado contrario, las justas electorales de la Unidad han llegado a convocar hasta tres millones de votantes.
Y repetimos que es una victoria, porque lamentablemente hay mucha gente lanzándole piedras al árbol de la unidad. Y esto no sucede solamente desde el oficialismo, sino también desde otras visiones opositoras que quieren imponer su voluntad, más allá de los consensos que deberían hacer funcionar una alianza partidista como la MUD.
Quienes le apostamos a estas primarias hemos luchado contra el pesimismo y la descalificación que están dentro de casa, como si los ataques externos fueran pocos.
Son también las primarias objeto de doble discurso. Quienes las atacan y descuartizan, terminan celebrándolas, participando e involucrándose, porque nadie puede negar que son la expresión más perfecta del deseo popular y se inscriben en el marco de una ruta democrática que, para merecer tal nombre, debe empezar desde las bases mismas del electorado.
Y hay más que celebrar. Por ejemplo, el reencuentro y la reconciliación de factores democráticos que tenían visiones divergentes y que lograron imponer los intereses colectivos por encima de su voluntad. La madurez manifestada por valiosos líderes que han crecido en su carrera política y miden mejor esta palabra, en lo más positivo de su acepción.
El hecho de que se haya convivido con un Plan República que existe para servir a todos los ciudadanos es también de destacar. En este sentido, todo ejercicio democrático nos lleva un paso adelante en la vía hacia el país igualitario y justo que aspiramos y al cual tenemos pleno derecho, porque no es una dádiva ni nada por el estilo.
El respeto a los resultados por parte de los contendores es otra bocanada de buen aire que le hace falta a un país recalentado, confrontado y que ansía ver ejercicios de alta democracia y más aún; involucrarlos en su genética, para que este sea el modus vivendi de la venezolanidad.
En todo caso, toca seguir adelante por el camino establecido que creemos correcto por nuestra conciencia. Nada nos puede distraer. Las voces cuestionadoras pueden partir de la crítica constructiva o del resentimiento. En todo caso hay que escucharlas y saber separar la paja del grano; pero tomarlas a beneficio de inventario y no dejar de perseverar.
Advertencia para América Latina
El Banco Mundial advirtió recientemente que América Latina debe lograr una mayor flexibilidad, adaptando su mercado laboral y aumentando el ahorro de sus gobiernos para lidiar con un menor impulso económico regional, que ya se ve venir en medio de un contexto global complicado.
El informe “América Latina y el ascenso del Sur: Nuevas prioridades en un mundo cambiante” analiza estos nexos financieros globales y una evaluación seria para la región. América Latina se encuentra actualmente en su cuarto año de desaceleración del crecimiento, y se prevé que en 2015 crezca por debajo del 1 por ciento, por lo cual los gobiernos de la zona deberán administrar con más prudencia y generar iniciativas que incentiven la productividad.
Récord de Obama
El presidente de EE.UU., Barack Obama, batió un récord Guiness al convertirse en la persona que alcanza con más rapidez un millón de seguidores en Twitter, algo que logró en menos de cinco horas con su nueva cuenta, @POTUS (siglas de Presidente De Los Estados Unidos, en inglés).
El mandatario tiene otra cuenta en Twitter, @BarackObama, que está manejada por el equipo que dirigió su última campaña presidencial, y en la que él escribía hasta ahora algunos mensajes, marcados con las siglas “bo” para diferenciarlos del resto.
“¡Hola Twitter! Soy Barack. ¡De verdad! Después de seis años, por fin me han dado mi propia cuenta”, escribió Obama en su primer tuit. La Casa Blanca garantizó que sí era una nueva cuenta del mandatario.
El Papa y la educación
El Papa Francisco criticó que la educación de los hijos se deje en manos de lo que llamó “expertos” e instó a los padres a que “se impliquen plenamente en la educación de sus hijos”. “Si la educación familiar recobra su protagonismo, muchas cosas cambiarán para bien. Es hora de que los padres y las madres regresen de su exilio y se impliquen plenamente en la educación de sus hijos”, dijo en la audiencia general que celebra cada miércoles en la plaza de San Pedro.
Francisco comenzó su alocución destacando “qué difícil es que los padres eduquen a sus hijos cuando les ven sólo por la tarde y vuelven a casa cansados” y señaló que es “aún más difícil para los padres separados”. Francisco aseguró que “la alianza educativa está en crisis en nuestros días” y como ejemplo también citó “las tensiones y desconfianza entre padres y profesores”.
David Uzcátegui